Policiales Conmoción en La Plata

Lo velaban y detectaron heridas en el cuello: lo habían asfixiado

Los familiares de Héctor González de 68 años, notaron las heridas mientras lo despedían en La Plata. Llamaron a la Policía y la Justicia ordenó la autopsia. Lo habían matado.
El velatorio transcurría con todos los rituales entre amigos y allegados al fallecido. Pero en un momento la despedida del familiar, como siempre dolorosa, adoptó indicios de escándalo cuando uno de los íntimos del hombre que velaban en una casa de sepelios de La Plata detectó que en su cuello tenía marcas extrañas.

Héctor González (68) había fallecido el viernes 12 de noviembre por presunta “muerte natural” –según el certificado médico- pero después de encontrar esas lesiones los allegados hicieron la denuncia, intervino la Justicia y una pericia constató que se trató de un homicidio provocado por “asfixia mecánica”.

Uno de los hermanos del hombre notó un surco que recorría parte de la garganta y no quiso quedarse con la duda. Pidió intervención a los agentes de la funeraria y la recomendación fue: "si tiene dudas, debe llamar a la policía".

Eso hicieron y a los pocos minutos el velatorio ya había trastocado su objetivo de homenaje para transformarse en un episodio confuso y derivaciones imprevisibles.

El personal de la comisaría Novena de La Plata labró un acta y pidió la intervención judicial. En la fiscalía ordenaron suspender la ceremonia íntima y trasladar el cuerpo hasta la morgue.

Según detalla Clarín, de acuerdo a lo que dijeron fuentes judicialea, los informes preliminares de la autopsia ordenada por la UFI N° 2 determinan que "en principio la muerte fue provocada por una asfixia mecánica". O sea: alguien presionó la zona respiratoria de González hasta provocar su deceso.

Ahora, la fiscal de La Plata, Betina Lacki, inició una causa por “averiguación de causales de muerte” y quedó bajo la lupa el establecimiento psiquiátrico donde González estaba internado.

Se trata de la Clínica Santa Teresa de Avila, ubicada en 61 entre 1 y 2, cerca del centro de la capital bonaerense. Uno de los médicos responsables de ese centro asistencial firmó un certificado que fue presentado en la casa velatoria para realizar la ceremonia previo a su traslado al cementerio.

En un posteo en redes que hicieron los familiares, manifestaron su “sorpresa e indignación” cuando encontraron heridas y “laceraciones” en la zona del cuello de González. Y explicaron que en el documento firmado por el profesional no se describían esas lesiones.

González estaba internado en ese instituto neuropsiquiátrico desde hacía varios meses. Estaba afectado por una "enfermedad mental que le impedía desenvolverse por sus propios medios".

El certificado de defunción que llegó a la cochería platense especificaba como motivo de la muerte una "insuficiencia respiratoria que provocó un paro cardiaco".

El caso remite a un episodio similar que tuvo enorme impacto público. En el velatorio de María Marta García Belsunce también fueron los familiares quienes vieron en su cabeza las marcas de heridas que luego se comprobaría resultaron seis balazos.

Se desarrollaba la despedida íntima de la socióloga cuando encontraron las heridas que habían sido cerradas con "la gotita" porque se suponía que era resultado de un accidente en la bañera. Pero casi un mes después de ese 27 de octubre de 2002, la Justicia ordenó la exhumación del cadáver, una pericia y se determinó que maría Marta había sido asesinada en su casa del barrio El Carmel, de Pilar.

Fue el comienzo de una casi interminable novela policial que incluyó la prisión de su esposo, Carlos Carrascosa, hasta que fue declarado absuelto por la Suprema Corte provincial. Lo acusaron de planificar el crimen y ocultar las pruebas.

Clarín.
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