Policiales El “estafador de la virulana”

El “estafador de la virulana” robó a comercios de Entre Ríos y otras provincias

Alejandro Comesaña, el “estafador de la virulana”, escogía negocios al azar y perfeccionaba su proceder para arribar a su objetivo: obtener dinero en efectivo. Qué mentiras repetía y cuánto dinero les robó a los comerciantes.
El relato de un comerciante de Núñez, quien detectó a tiempo la estafa en la que estaba a punto de caer, despertó un sinfín de acusaciones contra un mismo protagonista y una modalidad repetida en diversos comercios de la ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. En estas provincias (al menos en las que hasta ahora se registraron casos similares), Alejandro Daniel Comesaña simulaba y perfeccionaba un reclamo, para cumplir con un propósito: escapar de allí con dinero en efectivo.
Cuando Andrea observó el rostro de Comesaña en las redes sociales lo distinguió al instante. Era el mismo hombre que hace tres meses ingresó a su dietética Hawai, ubicada en Villa Real. Comesaña entró, recorrió las góndolas y llegó hasta una de las heladeras. Sacó un yogur griego artesanal. Se acercó al mostrador y, con un tono amable, le dijo a Quelle: “Mirá, con mi mujer llevamos esto y adentro tenía este pedacito de virulana. Se le clavó en la encía y se lastimó. Mi esposa te quería escrachar en las redes sociales, pero yo le dije que la gente hablando se entiende”.
El diálogo fue recordado por la dueña del comercio, quien le narró a este medio: “Después me dijo que eran dos yogures. Que había pagado la consulta de un médico y una radiografía. Me pedía en total más de $10.000. Le dije que era una locura. Pero había otros clientes y le tuve que dar $1.200 para que se fuera”.

Comesaña tiene 62 años y un departamento en la calle Aviles Virrey, en Belgrano. Una deuda bancaria que supera los $60 mil y un registro en AFIP como comerciante, dedicado a la venta de instrumentos musicales. También posee un prontuario con estafas similares en Santa Fe y Entre Ríos, publicó Tn. En esta última provincia, precisamente en la localidad de Federación, una damnificada lo encontró tiempo después paseando en un shopping y decidió grabarlo y obligarlo a pedir perdón. El video aún deambula en YouTube.
“Yo no llegué a darle dinero pero sufrí un episodio idéntico en mi dietética. Entró, miró la heladera, me preguntó por el tipo de comida que hacía y luego me comentó: ‘Hace unos días vino mi esposa y llevó unas viandas para que comieran mis nietos, uno de los ellos se quejaba de que algo le pinchaba en su boca. Le pedí que sacara lo que estaba comiendo y encontramos esto’. Me mostró la virulana y la colocó en mi mano”, reveló Marisa, dueña de Miranda Free Market, a TN.com.ar.
El domingo pasado, en un restaurante de Núñez, Comesaña intentó llevar a cabo sin éxito su estafa.

“También dijo que permanecieron hasta la madrugada en un sanatorio, que volvieron de la quinta en donde estaban porque el niño se lastimó la boca y debieron colocarle lidocaína. Me exigió la devolución del dinero (dos viandas y el gasto de los medicamentos). Le pregunté por qué no trajo el producto o que me mostrara los tickets y le devolvía el dinero. Justificó todo con que estaba en una quinta. No le pagué nada y se fue”, agregó la comerciante.
Comesaña retirándose de una panadería en La Boca con el dinero en la mano.

Quien sí cayó en su engaño fue María Luján, dueña de la panadería La Espiga Dorada, en La Boca: “Nos ocurrió en el último Día del Padre. Se presentó diciendo que había comprado facturas y exhibió la virulana. Levantó la voz, dijo que debió llevar a su mujer al Hospital Argerich, que iba a llamar a los medios, que iba a escracharnos en Facebook. Y como la realidad no es buena, hablé con él y me especificó que quería el dinero de los medicamentos. Le ofrecí reintegrarle lo gastado en las facturas, pero no quiso”.

“Como había gente le di $1.500. Le saqué tres fotos y ahí quedó. Pero no me cerraba. Le pedí el ticket, siguió gritando y se fue. Ayer me enteré que a otro comerciante de La Boca le sacó $1.800. Vi la noticia en TN, me contacté con otra damnificada y vamos a denunciarlo ante el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad”.
Sebastián, propietario de la sucursal de Villa Urquiza de Club de Carnes, también decidió denunciarlo en la Comisaría Vecinal 12 C: “A mí me compró un pack de milanesas envasadas al vacío. Al otro día volvió comentándome lo mismo: que su nietito tenía virulana en la boca. En el beneficio de la duda le pagué los remedios y todo lo que había gastado en el local. Fueron $2.500. Fue un mal momento que justo se dio el día que inauguré mi local. Esa noche tuve mucho miedo porque pensé que el nene estaba lastimado en serio. Ahora obtuve los datos y que se haga cargo de lo que hizo. Que lo pague. No todo es dinero: es el mal trago que le hizo pasar a la sociedad”.
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