Policiales Rosario

"No tomé dimensión de la velocidad", dijo conductor de picada fatal

Gabriel Schoeller, el principal imputado del choque ocurrido el pasado 20 de marzo en Rosario, fue acusado por la fiscalía de homicidio simple con dolo eventual. En el siniestro fallecieron un hombre y su hijo de apenas 8 años.
"No tomé dimensión de la velocidad", afirmó este lunes Germán Schoeller, el principal imputado de la picada mortal del 20 de marzo pasado en Avenida del Rosario y Ayacucho, en la que murieron un padre y su hijo de 8 años tras ser atropellados. Schoeller fue imputado este lunes por homicidio simple con dolo eventual y quedó en prisión preventiva efectiva por el plazo de ley, que son dos años de cumplimiento efectivo. La pena contempla condenas de entre 8 a 25 años de prisión.

De acuerdo a las pericias, el Renault Sandero que era conducido por Gabriel Schoeller iba a más de 130 kilómetros por hora cuando impactó contra el Citröen C3 en el que viajaba la familia Pizorno.

En su declaración, en la que se disculpó por lo sucedido, Schoeller apuntó que la noche de la tragedia había tomado un vaso de cerveza dos horas antes de salir y que no tenía "ánimo de picar ni de correr carreras, ni mucho menos; perdí noción de la velocidad". Sostuvo que siguió a su amigo porque no conocía el barrio y que por eso no tomó dimensión de la velocidad.

El siguiente es un extracto de la declaración que realizó Schoeller en la audiencia imputativa de este lunes por la tarde en el Centro de Justicia Penal.

"Esa noche nos juntamos con unos amigos a comer, era algo frecuente, lo hacíamos una vez por mes. Yo tomé un vaso de cerveza unas dos horas antes de salir más o menos, sin ninguna idea de que iba a suceder algo tan grave como lo que pasó", señaló el principal imputado por el choque que terminó con la vida de David Pizorno, de 42 años, y su hijo Valentino, de 8, mientras que Cintia Díaz —la mamá del nene— resultó con graves heridas.
"Salimos de ahí alrededor de las 12 porque el dueño estaba cansado, y nos dirigimos rumbo a la casa de Pablo —el otro imputado—. Salimos por Castro Barros y yo lo sigo porque yo no conozco el barrio. Él empieza a acelerar y no tomo dimensión de la velocidad, pero sin ánimo de picar ni de correr carreras, ni mucho menos", argumentó el hombre de 36 años, que conducía el Renault Sandero que impactó al vehículo de la familia Pizorno.

"Perdí noción de la velocidad", justificó, al tiempo que sostuvo que "estaba atento a lo que él —su amigo, Pablo— hacía porque lo estaba siguiendo para su casa".

Schoeller también comentó que el Sandero es su primer auto y que lo compró hace dos años por "una necesidad", porque tiene una nena de dos años con una discapacidad. "No suelo ir a picadas, no me interesa, no me gustan las carreras", relató con un tono monocorde y sin correrse de su discurso.

"En el afán de seguirlo presté más atención a lo que él hacía —por el amigo— que al entorno. Fue por desconocer y no saber que hay una calle tan importante como Ayacucho. Y cuando me quiero acordar siento la colisión", amplió su versión de los hechos.

Y enseguida agregó: "Luego, como bien dijeron los testigos, alguien me abrió la puerta. Me quedé sin aire y logré bajar. A los minutos estaban mis dos amigos parados, a los que les digo que traten de ayudar... Después fehacientemente me enteré de lo que había pasado cuando salí de terapia. Eso es lo que tengo para declarar". (La Capital)
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