En las imágenes se puede ver cómo un grupo de jóvenes en moto y con capucha, para evitar ser reconocidos, ingresan al local. Acto seguido, agarran lo primero que encuentran y se van a toda velocidad. Lograron llevarse algunas macetas, arreglos florales y ramos.Esto se dio en el marco del velatorio de Octavio Sosa, un joven de 19 años que estaba preso en la cárcel de Batán a la espera del juicio por tentativa de homicidio, tras pegarle un tiro en la pierna a un vecino. Hacía dos años que estaba detenido a la espera del proceso. Cuando se volvió a postergar, pidió un teléfono, escribió un mensaje de despedida para sus familiares y se quitó la vida en su celda del pabellón 8. “Pibe chorro, compañero y un amigo impresionante”, lo despidió un amigo en las redes sociales.
En diálogo con TN, Guillermo, el dueño de la florería asaltada, contó detalles de cómo fue el hecho y criticó la inacción policial. Además, reveló un dato perturbador, y es que “cada vez que muere un chico en la cárcel o en algún enfrentamiento con la Policía, vienen al cementerio, se llevan todo y hacen velorios tirando tiros al aire”.
“Realmente no es nuevo, viene pasando desde, más o menos, el año 2005 hasta acá. Hubo un tiempo donde no sucedió pero ahora se volvió a repetir unas cuantas veces. Sistemáticamente esto ocurre cuatro o cinco veces al año. Yo pregunté cuántos cajones se llevaron después de que pasó todo porque es completamente normal”, sostuvo el comerciante, que se vio impotente ante la situación que vivió este miércoles.Por último, se refirió al trabajo de las fuerzas policiales tras realizada la denuncia. “Cuando llegó la Policía no los fueron a buscar. El 911 respondió rapidísimo. Pero cuando se bajaron del patrullero nos hablaron de muy mala gana y nos preguntaron sobre quién había hecho la denuncia. Se quedó perdiendo tiempo, básicamente. Cuando le dijimos si podía llamar a otro móvil nos empezó a decir que ‘nadie le decía a él cómo hacer su trabajo’. Quedó ahí”, relató.
