Policiales Ocurrió en Rosario

Acribillan a tiros a un hombre y a una mujer en un hecho con tinte mafioso

Tremendo doble crimen en Rosario. Él tenía 35 años, tres hijas y era remisero. Ella, de 33, e iba como acompañante. Un tirador los ejecutó a sangre fría. Los cuerpos quedaron dentro del Peugeot 206 verde estacionado.
El autito verde modelo 96 quedó con el motor encendido y en punto muerto sobre calle Rueda, apenas unos metros pasando Vera Mujica. Desde el borde del perímetro demarcado por la cinta de plástico que preservaba la escena podían verse parte de los cuerpos de sus ocupantes, levemente inclinados hacia la izquierda. A través de la puerta delantera derecha, semiabierta, se veía una mochila apoyada sobre las piernas de una mujer que vestía pantalones de jean. Desde el otro lado se observaba la cabeza de un hombre apenas apoyada contra la ventanilla del lado del conductor.

Primera certeza: las dos personas muertas no eran del barrio, ya que ninguno de los más de cien vecinos de San Francisquito que se agolparon en torno a la escena dijeron conocerlas. Así, sin identificar, se mantuvieron durante al menos dos horas en las que solo circulaban versiones que diferían en detalles y coincidían en el accionar de un atacante solitario que los ejecutó parado en la vereda, minutos después de las 15.30 de ayer. Entre cinco y diez disparos, decían los que habían contado las estampidas, para luego escapar a pie hasta donde, se decía, alguien lo estaba esperando en un vehículo para escapar.

Dos horas después las víctimas del brutal doble homicidio tenían nombre: Natalia Nancy Salinas, de 33 años, y Diego Alberto Maldonado de 34. Sobre las 18, la frialdad de la escena se llenó de dolor cuando comenzaron a llegar los padres y otros familiares de las personas asesinadas. “Mi hijo no es narco, mi hijo es bueno, mi hijo es decente”, gritaba de dolor la madre de Maldonado, mientras maldecía el momento _poco tiempo atrás_ en que su hijo había comprado el Peugeot 306 verde para trabajar como remisero y en el que estaba muerto con diez orificios de bala en su cuerpo, publicó LaCapital.
Anoche se investigaba si el hombre conocía de antes a la mujer que lo acompañaba como pasajera, oriunda del barrio Tablada como él. Y flotaba en las mentes policiales una hipótesis que vinculaba a la mujer con la venta de drogas por delivery.
De avenida Francia hacia el oeste, una decena de lavaderos de autos que suelen trabajar las 24 horas convirtió las angostas calles de ese sector del barrio San Francisquito en una zona muy transitada, especialmente por taxistas y remiseros que en 15 minutos se llevan el auto lavado por 150 pesos. Pasadas las tres de la tarde de ayer muchos, además, muchos vecinos andaban por las veredas de sus casas hasta que una serie de disparos de arma de fuego cortó la rutina.

“Primero pensé que era el escape de una moto, porque fueron dos tiros. Pero segundos después escuché ocho o diez seguidos. El tipo estaba parado junto al auto, que me parece que venía por Rueda, y después de tirar se fue corriendo por Vera Mujica”, contó un remisero que había llevado el auto a lavar y alcanzó a ver el final de la escena.

El chofer recordó que el tirador “vestía una camiseta o remera naranja” y que algunos vecinos se acercaron hasta el vehículo que quedó “en marcha pero en punto muerto”, especuló el testigo dando cuerda a su idea de que tal vez las víctimas conocían a quien los terminó matando. “Me dio la impresión de que el que manejaba había frenado”.
Según contó el remisero “en la vereda había muchas personas que apenas escucharon los tiros se metieron todas adentro”. Sin embargo, varios vecinos comenzaron enseguida a acercarse hasta el vehículo con ánimo de ayudar a los baleados. Fue en vano. Algunos indicaban que ella murió en el acto y él sobrevivió no más de cinco minutos.
Entre las versiones que circulaban una situaba al auto circulando por Vera Mujica y doblando por Rueda donde había un tipo parado sobre la esquina noroeste. Si los conocía, si los estaba esperando, nadie podía responder a esas preguntas.

Lo cierto es que, no se sabe por qué, el Peugeot 306 de Maldonado se detuvo frente a ese hombre que “se les acercó y les vació el cargador” de un arma de fuego, presumiblemente una pistola calibre 9 milímetros teniendo en cuenta que en la escena se recogieron siete vainas servidas. “Una bala atravesó una ventana de mi casa y casi le pega a mi hermano”, se escuchaba en un audio de whatsapp que al parecer circulaba entre taxistas.

El cuerpo de Nancy presentaba siete orificios de arma de fuego y el de Diego diez. Será parte de la investigación a cargo de la fiscal de Homicidios Georgina Pairola establecer cuántos disparos hubo y cuántas balas alcanzó a cada una de las víctimas, sin descartar que alguna haya podido atravesar a ella y luego impactar en él.

En cuanto a la motivación, anoche al cierre de esta edición no había nada tan fuerte como los interrogantes y las hipótesis eran, según las fuentes judiciales consultadas, líneas a investigar con datos a corroborar. Sobre el conductor trascendió que tenía tres hijas y que poco tiempo atrás había comprado con dinero obtenido de un juicio por un accidente el Peugeot 306 XR verde modelo 96 con el cual trabajaba como remisero. No se sabía si en una agencia formal o informal. Fuentes allegadas a la pesquisa confirmaron que no tenía antecedentes penales.
Respecto de Nancy, los investigadores no habían confirmado anoche si tenía o no antecedentes. Y si bien su domicilio era en barrio Tablada un vocero del caso la situó viviendo en cerca de la escena del crimen. “Por los datos preliminares que pudieron obtenerse el hombre trabajaba como remisero y la había llevado a un lugar que todavía no se estableció. Y cuando estaban regresando a la casa de ella, que es por esa zona, una persona los intercepta y cuando el auto se detiene les disparó”, aportó la fuente sobre la posible mecánica del hecho.
Entre las cuestiones a dilucidar para los investigadores está saber si Diego y Nancy se conocían de antes o si simplemente ella se trataba una pasajera a la que había ido a buscar para un viaje puntual.

“Se investiga a quién estaba destinado el ataque, si era para él o para ella. No se estableció si se conocían de antes”, dijo finalmente un portavoz de la investigación que daba cuenta de las tantas preguntas que se deberán ir respondiendo en los próximos días. En tal sentido la fiscal Georgina Pairola, quien estuvo en la escena criminal, ordenó una serie de medidas investigativas, algunas de rutina como la toma de testimonios y el levantamiento de rastros, y otras que se mantenían en reserva con el objetivo de identificar al sicario que, al menos hasta lo que se pudo saber ayer, fue uno solo.
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