
"Tanto los testigos oculares del hecho como también la prueba pericial agregada, demuestran el desprecio de la vida ajena y la representación del resultado muerte, en la conducta asumida antes, durante y después del hecho, por el conductor del Fiat 500L", consideró la magistrada, tras revisar los testimonios, los videos y las pericias planimétricas incorporados a la causa.

"Lejos de detenerse, llamar a la policía y preocuparse por los jóvenes a los que atropelló, huyó del lugar a gran velocidad, arrastrando consigo la moto antes embestida, no mostrando interés respecto a si alguno de los sujetos pudiera haber quedado atrapado debajo del vehículo, demostrando con ello un total desprecio por el resultado de su accionar, quedando ello de manifiesto, no solo con la falta de asistencia a los sujetos que arrollara, sino también por haberse dado a la fuga del lugar, todo ello con la intención de ocultar su participación en el suceso", agregó la jueza. Para Garmendia, Buzali pudo "haber optado por dejar ir a los motociclistas que estaban en movimiento que siguieran su camino o en su defecto girar en alguna intersección, pero lejos de ello decidió seguirlos y sin importar las consecuencias".
"Así el conductor no puede basar su accionar en un supuesto riesgo de vida, toda vez que en ningún momento las motos rodearon al vehículo, sino que de acuerdo al cúmulo de pruebas reunidas, éstos siempre estuvieron delante del mismo, con posibilidad, reitero, de realizar otra maniobra como ser pasar entre las motos o en su caso retroceder", remarcó.

Además, en el escrito detalló que "durante dicho trayecto, a su vez, golpeó a dos vehículos que se encontraban estacionados, hasta llegar a la arteria 22 entre 37 y 38, donde se desprendió del motovehículo", tras lo cual "continuó su huida del lugar de los hechos hasta arribar a las calles 12 entre 53 y 54 de esta ciudad".