"No pude hacer nada para ayudarlo", se quebró Ana. Este martes acompañó a Sebastián a buscar a Félix. Su marido tiene que hacer diálisis y ayer lunes le cambiaron el horario, lo dejaron en el hospital a las 21.30 y a las 0.30 lo tenían que pasar a buscar, pero llegaron unos minutos antes.
Fue entonces que se desató el horror. Mientras charlaban adentro del auto, cuatro delincuentes los rodearon: dos se pusieron a la par de la ventanilla de Sebastián y los otros dos al lado de la de Ana.
A Ana la sacaron de un tirón y los taxistas que estaban detrás del auto de Sebastián salieron a ayudarla. Fue entonces que uno de los ladrones le disparó a su hijo: Ana cree que se asustó por ella.
"Sinvergüenzas salen a matar, roben pero dejen a la gente con vida. Me mataron a mi hijo, no puede ser", lloró y repitió el reclamo que hace años se escucha en Rosario, una y otra vez: justicia y seguridad.