El sábado, pasadas las 19, Eduardo recorría las cinco cuadras entre la casa de sus nietos, en Junín al 900, y la de su hija. Al llegar a la esquina de Junín y Brown, al parecer una bicicleta llevó por delante el Chevrolet Enjoy que manejaba Eduardo.
Según contaron a este diario ayer los familiares, el hombre bajó del vehículo para asistir al joven que lo llevó por delante y había quedado tendido en el piso. En ese momento Eduardo cayó en la cuenta de que el muchacho estaba acompañado por otro y que el golpe que se pegó al caer de la bicicleta no era de importancia. Sin embargo, los jóvenes no tomaron la ayuda que les quiso brindar Eduardo y decidieron golpearlo.
Golpes, robo y gritos
El hombre no reaccionó al primer golpe pero cuando intentó defenderse uno de los muchachos lo tiró al piso, mientras el otro se metía en el auto para intentar robar pertenencias de Eduardo. La víctima en el piso sólo gritaba e intentaba parar los golpes con sus brazos. "Mientras el señor estaba en el piso él que lo chocó le pegaba y el otro se bajó del auto con algo en la mano y también empezó a patearlo", comentaba ayer un vecino.
Al escuchar los gritos varios vecinos salieron a la puerta y al ver el auto supieron que se trataba de Eduardo. Sus vecinos lo conocen desde hace años ya que es jubilado y en su momento manejaba remises en Granadero Baigorria.
Los vecinos fueron directamente a intentar parar la golpiza. Así, los agresores también se tomaron a golpes con los primeros vecinos que llegaron a ayudar a la víctima. En tanto otros vecinos llamaban al 911 par avisar de una situación que no comprendían demasiado. Lo real era que un hombre indefenso recibía patadas en el piso.
Los agresores se vieron rodeados y quisieron huir del lugar pero algunos vecinos los corrieron unos metros y los retuvieron. Minutos después llegó un móvil del Comando Radioeléctrico que detuvo a los agresores en Suipacha y Mitre.
Muerte encefálica
Unos diez minutos después arribó una ambulancia del Sies que trasladó al anciano al Hospital Eva Perón, desde donde fue derivado al Hospital Italiano. Los médicos diagnosticaron un estado de "muerte encefálica y sangre en los pulmones, además de la mandíbula fracturada. Los pulmones con broncoaspiración y la cara fracturada con politraumatismos varios".
Los agresores fueron identificados como Nicolás Angel A., de 19 años, Nicolás Leandro A., de 24. Domiciliados a cuatro cuadras de donde ocurrió el violento incidente, fueron trasladados a la comisaría 24ª. En este sentido trascendió que al menos Nicolás Angel A. tendría antecedentes por robo.
Según confirmaron desde la Fiscalía Regional, ambos serán imputados, la audiencia sería a esta tarde, en principio por tentativa de homicidio y lesiones graves por el fiscal de Homicidios Ademar Bianchini.
Irreversible
La familia de Eduardo está indignada y con una profunda desesperanza. "Nos dijeron que es irreversible, que la muerte cerebral no tiene solución. Esos pibes lo chocaron a él pero no sabemos si fue un accidente o fue intencional", dijo Patricia, hija de la víctima.
"Cuando comenzaron a pegarle salió de una casa una chica que trabaja en el Sies y lo atendió. Pero mi papá estaba inconsciente y mal herido, no podía hablar ni abrir los ojos. Cuando lo llevaron al Eva Perón tuvo un paro cardiorrespiratorio. Los médicos nos dijeron que además tenía dos o tres costillas rotas. Es que le pegaron muchas patadas en el cuerpo y en la cara. Los pibes son de acá atrás del barrio Industrial, pasando la vía", agregó.
Eduardo vive hace muchos años en Granadero Baigorria. Trabajó en la provincia y hace unos años manejaba y era dueño de una serie de remises que brindaban servicio a la ciudad. "Ahora se había quedado con un remís y estaba tranquilo. No entendemos por qué estos muchachos le hicieron esto", se preguntaban ayer los familiares de Eduardo.
La noche del domingo las hijas y nietos de Eduardo estaban en la sala de espera de terapia intensiva del Italiano a la espera del nuevo parte médico. Entonces les comunicaron que el riesgo de muerte es alto, que el hombre está muy golpeado y que una cirugía sería peligrosa, aunque esta vez no mencionaron lo que ya les habían dicho el sábado: el estado de muerte encefálica de su abuelo. La esperanza futura por el momento es una agonía sin tiempo determinado. (La Capital)