Policiales De cumplimiento efectivo

Roba desde que es menor y lo condenaron a siete meses de prisión

Héctor Emiliano Arrúa de 22 años y con un largo historial de varios antecedentes delictivos, que comenzaron cuando era menor, fue condenado a siete meses de cumplimiento efectivo por un robo ocurrido en marzo en Gualeguaychú.
La noticia fría podría indicar que la Justicia de Gualeguaychú condenó a siete meses de prisión efectiva a un joven de 22 años, con amplios antecedentes por distintos delitos que jugaron en su contra para que la pena sea de cumplimiento efectivo, sin oportunidad de prisión domiciliaria.

Sin embargo, revisando los archivos se puede descubrir una increíble historia de innumerables robos y acciones delictivas protagonizadas por Emiliano Arrúa, quien en el momento de cumplir 18 años, ya tenía un largo camino de delitos que cometió siendo menor de edad. La Justicia de Gualeguaychú recién lo pudo condenar en febrero de 2016 a tres años de prisión efectiva.

Un supuesto intento de suicidio que habría protagonizado Arrúa durante su alojamiento en la Jefatura de Policía aceleró los plazos para el desarrollo de la audiencia y posterior traslado a la UP2 de Gualeguaychú, donde fue atendido por profesionales para un tratamiento psicológico.

Fue el propio abogado defensor, Pablo Di Lollo, el que al inicio de la audiencia de 2016 agradeció al jefe de Investigaciones, comisario Emilio Piaggio, y a la médica Mónica Concetti sobre el rápido accionar que tuvieron para salvarle la vida al joven de 18 años. Además, destacó la predisposición del Juzgado de Garantías para acelerar los plazos del juicio.

Emiliano Arrúa había sido protagonista de varios hechos delictivos en el barrio La Tablita y sus alrededores siendo menor de edad. En aquella oportunidad, la de 2016, fue condenado a tres años de prisión efectiva por tres hechos que consumó en los primeros días de febrero, cuando apenas habían pasado días desde que cumpliera los 18 años, o sea la mayoría de edad.

Fue imputado por el robo de un celular cometido con arma de fuego, por el robo de una moto y por desobediencia y resistencia a la autoridad. El primero de los hechos sucedió el 3 de febrero, el 6 el siguiente y al otro día la detención, donde se produjo un enfrentamiento entre sus familiares y la Policía, por lo que lo imputaron de desobediencia y resistencia a la autoridad.

Arrúa tenía pedido de detención desde el 20 de noviembre de 2015 por los hechos que cometió siendo menor, pero fue recién el 7 de febrero cuando se logró apresarlo.

Cuando fue llevado a Jefatura de Policía le encontraron la tarjeta verde perteneciente a la moto que había sido robada 24 horas antes y por ello se le imputó el robo simple. El Ministerio Público Fiscal solicitó en tres oportunidades la internación para Arrúa en un centro para menores, pero en solo una ocasión, el Juez de Menores, Héctor Vassallo dio su autorización.

Una vez cumplida su condena, Arrúa volvió a las andadas y en marzo pasado, junto con otros dos sujetos que aún no han podido ser identificados, golpearon a un hombre en la zona norte de la ciudad, en la intersección de las calles Soldado Mosto y Juan B. Justo, para posteriormente robarle un teléfono celular marca Samsung J2 Premium y una billetera de cuero que contenía en su interior un juego de llaves del campo del padre de la víctima, ubicado en Concepción del Uruguay y luego darse a la fuga.

Por ese hecho, el Juez Tobías Podestá luego de la instrucción llevada adelante por el fiscal Mauricio Guerrero, condenaron a Arrúa a siete meses de prisión de cumplimiento efectivo en la Unidad Penal 9 de El Potrero, donde fue alojado días atrás. (El Día)
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