El molino harinero ya estaba suspendido, pero igual seguía trabajando a pesar de que había informado que iba a discontinuar su actividad.
Al momento de presentarse los inspectores, la empresa tenía unas 250 toneladas de trigo para procesar.
Cuando los inspectores dijeron que la compañía no podía estar operando y procedían a poner la faja de clausura, apareció un grupo de personas con palos e increparon a los funcionarios de Agricultura.
Las víctimas decidieron radicar la denuncia en la sede de Comisaría Segunda y en virtud de las heridas, la Fiscalía N°5 del Departamento Judicial Pergamino caratuló la causa como lesiones leves y amenazas.
La Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM) calificó de "brutal agresión" lo ocurrido.