Policiales Departamento Paraná

Con el asesinato de Lucía Torres Mansilla suman 10 muertes violentas hasta hoy

Entre enero y junio fueron 8 personas las que encontraron la muerte por crimen en el departamento Paraná. Superado el primer semestre, otros dos casos elevaron el número a 10 personas fallecidas por homicidios en lo que va de 2019.
El primer hecho aberrante, en el que debió tomar participación la División Homicidios se produjo el 7 de febrero, cuando, tras haber sido llevada al Hospital de Niños San Roque, en estado calamitoso, falleció la niña Nahiara Luján Cristo, de apenas 2 años , según recordó Códigos.

Su cuerpito presentaba un cuadro muy grave, partiendo de ?entre otras cosas- un avanzado estado de desnutrición, lesiones de vieja data, golpes recientes, quemaduras con cigarrillos, quemaduras con líquidos e infecciones, siendo las más notables en uno de sus oídos y también en sus fosas nasales.
Inmediatamente, el Fiscal de la Unidad de Investigación y Litigación, Juan Francisco Malvasio, sentó sospechas sobre los padres de la niña, Miguel Ángel Cristo, de 28 años ?padre biológico- y Yanina Soledad Lescano, de 30, su madrastra, quien convivía además con tres hijos, de 3, 4 y 6 años, producto de relaciones anteriores. Lescano, quien se encontraba embarazada, dio a luz una bebé que nació cuando acababa de extinguirse la vida de Nahiara.

Ambos quedaron detenidos y a partir de allí empezaron a reaccionar como enemigos, como si solamente se conocieran para inculparse el uno al otro.
Se presume que en poco tiempo podría haber novedades, luego de que la causa fuera remitida para ser elevada a juicio. En estos días habrá una audiencia para solicitar el sobreseimiento de Lescano.


El segundo crimen computado en el departamento Paraná ocurrió el martes 12 de febrero. La escena del homicidio se desarrolló en un descampado de la zona conocida como El Volcadero, en calle Florentino Ameghino al final. Allí fue hallado el cuerpo sin vida de Carlos Rodolfo Goró, de 43 años, quien vivía en barrio Anacleto Medina Sur. Presentaba tres cortes hechos con arma blanca. En la espalda, en uno de sus glúteos y el más profundo a la altura del pecho.
En la zona se hablaba de los "Charlis", como quienes andaban merodeando cerca de Goró el día del crimen. Pocas horas después se realizaron un par de detenciones, de un tal Orlando Alberto Martínez de 28 años y otro sujeto de apellido Enrique. Este último no habría participado de la agresión, pero sí sabía que Martínez y su hermano menor lo emboscaron, porque ya habían tenido problemas anteriormente y prefirió declarar a quedar encerrado. El mayor de los Martínez aceptó el mes pasado 11 años de prisión en juicio abreviado.

El tercer homicidio del primer semestre se produjo en la localidad de Hasenkamp, del departamento Paraná.

Sebastián Ricardo Raúl Molina, de 34 años y Ricardo Javier Guacidalupe, de 27 años, peones rurales, habían estado haciendo changas junto a otras personas en tareas de campo y pese a ser aún temprano, el sábado 30 de marzo, aproximadamente a las 18, estos dos, quienes habían estado compartiendo las labores y bebidas alcohólicas tuvieron algún entredicho, al que Molina al parecer le restó importancia. Sin embargo, al poco tiempo, Guacidalupe se le acercó por detrás y le clavó con todas sus fuerzas un puñal en el cuello.
Ya el 21 de mayo, en una cuarta intervención, los investigadores de Homicidios constataron en el Hospital San Martín el fallecimiento de Johnatan Basualdo, un joven de 24 años, que anteriormente había sido baleado en la cabeza.
Video: Un joven fue baleado en la cabeza y se encuentra en estado crítico en Paraná
El escenario del hecho violento fue las inmediaciones de calles Facundo y Los Minuanes, del barrio Anacleto Medina. Basualdo iba caminando con otros muchachos, quienes mantenían diferencias con Carlos Ismael N. de 17 años en ese momento, al que conocían en el barrio como "Canario". Tras intercambiar insultos y analizando que lo superaban en número, "Canario" se subió al techo de la casa donde vivía con su familia y desde allí le disparó al grupo, hiriendo con un proyectil en la cabeza de Basualdo, quien pocas horas después murió. Los vecinos, enardecidos por lo ocurrido, incendiaron la casa del victimario.
Ya la quinta intervención de la guardia de la División Homicidios fue el sábado 25 de mayo. Era de madrugada y en la casaquinta de Oscar Aníbal "Negro" Siboldi de 55 años, estaban también sus hijos Alexis Maximiliano, de 24 y Brian Exequiel, de 21.

Oscar Siboldi ya cargaba con el peso de la muerte del joven Brian Farías, ocurrida en 2018, causa que aún no ha sido juzgada. Sabía que no podía andar llamando la atención y mucho menos caer en medio de una nueva situación que le agregue más carga penal a su vida.

La Fiscal Patricia Yedro, todavía busca establecer como se manifestaron algunas actitudes que llevaron a que terminen enfrentados los anfitriones con algunas personas como Luciano Álvarez, de 37 años, a quien en barrio Paraná XVI conocían como "Fafor" Álvarez, su hermano Leonardo Álvarez y Miguel Aguirre, que vivía en barrio Maccarone y estaba allí por primera vez. Dicen que algo enojó a uno de los Álvarez, quien tomó algunas bolas de la mesa de billar y comenzó a arrojarlas con fuerza.
Video: Triple homicidio en Paraná: Oscar Siboldi y uno de sus hijos fueron trasladados a Tribunales
De repente aparecen en escena no menos de tres armas de puño. Versiones dicen que eran de los visitantes, versiones desmienten y hablan de los anfitriones, pero lo cierto es que los únicos que terminaron mortalmente baleados fueron los dos Álvarez y Aguirre. Ellos no dispararon armas esa noche, según el informe del dermotest, que indica la presencia de pólvora en manos o prendas cuando son ejecutadas. Diferente fue el resultado en las manos de los Siboldi. La llamativa y desesperada irrupción de una joven de 23 años, Cinthia Narváez, que apenas llegó la policía se autoincriminaba como la causante del hecho hizo pensar en un brutal desenlace por cuestiones pasionales. Una vieja relación con uno de los Álvarez y muy cercana en la actualidad a la familia Siboldi, aunque casi de inmediato, el Negro Siboldi, al enterarse que sus hijos eran incriminados, copó parada y se autoincriminó como único responsable del hecho. La jueza de Garantías Marina Barbagelatta no le creyó y los tres aguardan en la Unidad Penal 1 de Paraná la elevación a juicio de esta causa.

Finalmente, para cerrar el semestre, el sábado 22 de junio se produce una agresión contra Alejandro Exequiel Díaz, de 38 años, un hombre que vivía en calle Montiel de Paraná. Pero el hecho ocurrió en calle Luis Palma y Montiel, donde, por viejas diferencias que los tenían como contrincantes, fue atacado por Carlos Miguel González, que vivía en calle Gutiérrez. Una certera puñalada en el cuello lo llevó a permanecer internado en el Hospital San Martín, sin que pudiera recuperarse y dos días después, el 24 de junio falleció.

González quiso despedirse de sus hijos, pero como tenía una restricción solicitada por su ex mujer, por violencia de género, al querer acercarse a la vivienda, fue detenido, no por el crimen, sino por violar la restricción. Ya en la comisaría, lo trasladaron a la Alcaidía con otra carátula, la de "Homicidio".
Dos homicidios en julio con inusitada violencia
El viernes 12 de julio los vecinos de barrio Mosconi II se horrorizaron al conocer que Raúl Rubén Ramírez, de 30 años, quien vivía solo en la casa que alguna vez ocupo su familia en calles Del Candombe y Senen Albornóz, había sido encontrado muerto, con su cuerpo y sobre todo la cabeza desfigurados a golpes.
Los investigadores de la División Homicidios, en la misma jornada, dieron con el paradero de Matías Nicolás Mazzaco, oriundo de San Nicolás, provincia de Buenos Aires. Admitió haber estado allí y que habían consumido alcohol y otras sustancias, hubo un feroz pelea, la que terminó de manera fatal para Ramírez. Al otro día, en audiencia, la jueza de Feria, Elisa Zilli determinó que por 30 días, Mazzacco aguardara los avances de la investigación en la Unidad Penal 1 de Paraná, se indicó en Códigos.

Por último, el jueves 18 de julio en un domicilio de calle Ameghino, cerca del cementerio municipal de Paraná donde habitaba una mujer trans, Lucía Torres Mansilla conocida como La Loba, se centró una nueva investigación por homicidio.
Tenía colocadas algunas prendas de entre casa, pero la profusa hemorragia de una considerable cantidad de puntazos con arma blanca puso en evidencia que no habría sobrevivido mucho tiempo luego de semejante ataque. Heridas en el cuello y en el tórax. Hay líneas investigativas que se manejan celosamente en estas horas y que esperan arrojen resultados positivos.
Si bien ella misma contaba que escondía su billetera en su propia casa, porque temía que le volvieran a robar como ya le había pasado, aún no se estableció si el móvil del asesinato pudo ser para encubrir un asalto o si fue por alguna otra cuestión de índole personal.
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