"Antes, los vecinos me decían que estaba loco porque andaba armado; pero ahora me agradecen que sus hijos puedan esperar el colectivo sin miedo frente a mi negocio. Hay que andar con los ojos bien abiertos porque roban todo el tiempo", argumentó. "Más que en vender o en disfrutar de nuestras familias, tenemos que pensar en prevenirnos para que no nos asalten. Claro que no nos gusta andar armados. No nos hace felices tener que colocar cada vez más rejas, candados y alarmas, pero no nos queda otra. Desde que me levanto pienso en la inseguridad; tengo temor por mi familia", explicó.
"Decididos a todo"
"El que viene a robar está decidido a todo. Lo que intentamos hacer es prevenir. Si los ladrones ven que el local tiene seguridad, entonces no te asaltan", relata Roberto Antonio Palacio mientras apoya en el piso la culata de la escopeta que sostiene con su mano derecha. Luego cuenta que desde hace ocho años trabaja como empleado de seguridad en la distribuidora. Asegura que los robos son moneda corriente en la zona y que desde la mañana hasta la noche custodia el depósito para evitar que lo asalten, publica el diario La Gaceta.