Policiales Incendio y muerte en Victoria

Masacre planificada en el penal: "Fue para tomar el control del pabellón"

Así lo reveló el fiscal y se opone de esta manera a las versiones que hablaban de algo que no se podía anticipar. El motivo de la agresión "tendría vinculación con un problema interno con personas del pabellón", afirmó Eduardo Guaita.
"Mañana vamos a ser noticia". Esas palabras las habría escrito Kevin Paniagua en un mensaje a su novia el jueves a la madrugada, desde el celular que tenían en su celda del pabellón N° 3 de la Unidad Penal 5 de Victoria. Eso comentaban los presos unas horas después, cuando el Clemente XI era, efectivamente, noticia en todos lados. 151 es la cantidad de internos que tenía el penal el jueves, cuando se produjo el ataque. Cinco personas murieron, otra sufrió heridas que lo dejaron entre la vida y la muerte. El fuego, la combustión y el humo terminaron con cinco vidas: los paranaenses Justo Silva, de 53 años; Marcelo Beber, de 31, y Brian Alarcón, de 21; y los victorienses Vladimir Casco, de 20, y Marcelo Rodríguez, de 30. Francisco Alberto Coronel, de 19 años, está peleando por su vida en el hospital de Gualeguay. Solo Emilio Oscar Suárez, de 27, puede decirse sobreviviente. Está en el hospital Salaberry de Victoria, con quemaduras graves en las manos, los pies y la cara. Su familia pidió que lo trasladen a Paraná, porque tienen miedo, ahí no se sentirán seguros nunca más.
Jóvenes imputados
Durante todo el jueves, el fiscal Eduardo Guaita entrevistó a todos los presos del pabellón. El viernes se centró en analizar todas las evidencias reunidas en la pesquisa. Y ayer imputó a los tres principales sospechosos: Kevin Paniagua, de 20 años; Ramón Ismael Framulari, conocido como Bebe, de 19, y Maximiliano Exequiel Chamorro, alias Coyi, de 20. Los delitos imputados los podrían dejar en la cárcel el resto de sus vidas: Quíntuple homicidio calificado por alevosía, por ensañamiento, por utilizar un medio idóneo para crear un peligro común, y por la premeditación de tres personas; Tentativa de homicidio calificado; y Privación ilegítima de la libertad. Este último, debido a que mantuvieron cautivo en una celda a otro interno de la celda N° 2 que atacaron. Por alguna razón, lo salvaron del infierno.
El plan criminal
La Fiscalía investiga también si existió alguna responsabilidad del personal del Servicio Penitenciario, pero aún no ha surgido nada que comprometa a los carceleros, ni por acción ni por omisión, según se indicó a Uno.
El plan criminal se ejecutó tal como lo habían pensado: a las 6.30 los guardias entraron al pabellón N° 3 y abrieron las cuatro celdas donde dormían 22 presos. Cerraron el pabellón y se fueron a abrir las celdas de los otros pabellones. En seguida, escucharon los gritos y sintieron el humo.
"Fue para tomar el control", dijo el fiscal
Se supo que el título de "poronga" (jefe) del pabellón estaba en disputa. Uno de los quemados era quien tenía el control del N° 3, y lo hacía en buenos términos. Los pibes atacantes querían imponer sus reglas. Tal como lo hacían en sus barrios en Paraná, querían mandar caiga quien caiga. Así lo hizo Kevin, con solo 16 años, en el Gaucho Rivero y Anacleto Medina, cuando mató balazos a Eduardo y a Enzo. Y un poco antes, cuando echó a su padre de su casa con una cuchilla en la mano, cansado de que golpeara a su madre.

El fiscal de Victoria, Eduardo Guaita, dialogó con el periodista Sergio Retamal, de LT 39 y dio detalles del suceso. "Las testimoniales se recibieron el mismo jueves a la tarde. El viernes lo utilicé para organizar la evidencia colectada que era bastante y hoy (por ayer) a la mañana se le recibió declaración a los tres imputados, sindicados como los posibles autores de este tremendo hecho", dijo.
El control del pabellón
"Si bien pasaron pocas horas y todavía falta tomar declaración testimonial del personal de la Unidad Penal N°5, ya hay un panorama bastante adecuado y claro de cómo sucedieron los hechos", informó Guaita, y sobre el motivo de la agresión afirmó: "Tendría vinculación con un problema interno con personas del pabellón, y los tres imputados se habrían puesto de acuerdo para atacar a los siete de la celda contigua y para eso utilizaron un colchón que prendieron fuego, cerrando por fuera la celda. Fue para tomar el control del pabellón, porque existía una persona que tenía el control en muy buenos términos, en principio seria esa la razón".
Acerca del origen del fuego, dijo que "en principio habría sido con un encendedor".
Además, se le preguntó a Guaita, si la masacre se podría haber evitado. "La decisión estaba tomada, no salió la información hacia afuera, porque la persona que tomó contacto y conocimiento del hecho, fue la que fue privada de su libertad toda la noche".
La tarea del personal
Consultado sobre el rol de los agentes penitenciarios, el fiscal aseguró: "En un primer análisis del hecho no se advierte ninguna acción u omisiones de parte del personal que pueda tener vinculación con el suceso. Por las declaraciones que se tomaron, se siguió la rutina habitual de abrirse las celdas y por las filmaciones, se ve que el personal continúa con su rutina después de que cierra el pabellón y continua con la apertura de celdas en los otros pabellones y a los dos minutos llegan al lugar cuando sucedió el incendio. No sabían en un primer momento qué sucedía, podía ser un motín u otra cosa. Se advierte que van a buscar armas para ver cómo actuaban, pero después actuaron con los elementos que tenían a su alcance. En principio no surge ninguna situación anómala por parte del personal".
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