"Las drogas de diseño derivan de una molécula base, la anfetamina, y se clasifican en psicofármacos cuyo principio activo es diseñado para producir un efecto farmacológico sobre el sistema nervioso central", expuso el subdirector de Criminalística, bioquímico Gabriel Marcelo Doro.
De acuerdo a lo explicó el especialista, "se realizan pequeñas modificaciones estructurales sobre una molécula autorizada como psicofármaco para que potencien el efecto de la droga estimulante, pero que escape a la detección como droga de un listado de principios activos prohibidos".
Sobre los efectos
"Como toda droga estimulante genera un cuadro primario de euforia en el individuo, entonces, éste siente intensificada sensación de bienestar, tiene alta tendencia relacionarse emocionalmente con el entorno cercano, es como una empatía acrecentada; se muestra extrovertido, pero gradualmente entra en un proceso de despersonalización", detalló el bioquímico, al tiempo que amplió: "Se altera el juicio crítico, el pensamiento se torna relativamente ilógico y la percepción sensorial se ve intensificada, es decir, estímulos que antes pasaban ignorados, adquieren una relevancia fuera de lo común".Pero según advirtió, esos primeros efectos de las drogas de diseño se transforman en "trastornos de índole clínico, que se van generando a medida que ese consumo se intensifica al igual que la actividad bajo la cual se consume".
Por qué no son detectan
"En orina pueden ser detectadas pero en horas cercanas al consumo", remarcó. "Su detección depende del momento en el que logremos la extracción de la muestra de la persona intoxicada", indicó.
En fiestas privadas
De acuerdo a lo que expuso Doro, "son drogas relativamente costosas, con la ventaja que ocupan muy poco volumen, son muy fáciles de transportar y su consumo es restringido a fiestas de índole privada", indicó el bioquímico.Al ser consumidas en fiestas privadas, las drogas también generan otros agravantes.
La mezcla con alcohol
Las drogas de diseño coinciden con el consumo de sustancias estimulantes, pero para los especialistas, "el problema es la mezcla con alcohol". Según justificó Herrera, el alcohol es un depresor, con lo cual, enmascara el efecto estimulante que producen estas drogas de diseño. "La persona acude a consumir más pastillas porque no logra el efecto deseado, y un consumo desmedido puede llevar a la muerte".
"Solo dos pastillas de éxtasis se vuelven en una dosis toxicas que, si se consumen con otras sustancias, incluido el alcohol, se torna en una situación muy compleja y difícil para sacar a flote el paciente y puede llevar a provocar hasta la muerte".
Elonce.com
