La misma conclusión fue a la que arribaron los profesionales del Hospital Escuela Salud Mental de Paraná, quienes tras las entrevistas enviaron un informe donde establecieron que Ojeda no tiene ninguna afección psicológica ni psiquiátrica que le impida pagar por lo que hizo.
No solo el crimen machista que cometió hace casi un año demostró lo que es y lo que piensa Ojeda, sino que luego de los asesinatos se conocieron las publicaciones que compartía en su perfil en la red social Facebook, en las que daba cuenta de su personalidad machista, misógina y de total desprecio hacia las mujeres. De este modo, solo restan algunas medidas formales más y en pocas semanas el fiscal solicitará la audiencia en el Juzgado de Garantías de remisión de la causa a juicio, en la cual se llegará a un acuerdo probatorio entre las partes: quedarán al margen del debate las evidencias sobre las que no hay discusión, y serán ventiladas en el juicio aquellas que generan discordia para cada hipótesis. Por ejemplo, hay unas 60 personas anotadas en la lista de testigos, pero seguramente varios de ellos quedarán descartados.
El hecho que le imputarán a Ojeda, por el cual le pedirán la prisión perpetua, es que la noche del 5 de noviembre de 2016 fue a la casa de su expareja, Romina Ibarra, en el barrio Mosconi, y la mató a balazos. Cuando salía de la vivienda, le disparó a un vecino que acudía a ayudarla. Manejó su moto hasta el barrio Los Gobernadores, entró a la casa de calle Medus y Antelo y le disparó en la cabeza a su exesposa, Lidia Milessi. Luego fue a su casa, en Bajada Grande. La Policía ya estaba advertida por un llamado al 911 tras el primer hecho. Cuando lo buscaron, Ojeda no opuso resistencia y entregó su arma reglamentaria con el que perpetró los dos crímenes. Se trata de un doble homicidio calificado y una tentativa de homicidio. (Uno)