Ante la brutal situación, los vecinos reaccionaron inmediatamente asistiendo a la víctima, Mónica Gigena de 26 años, la que fue trasladada al hospital Iturraspe para su atención médica.
Entre quienes persiguieron y atraparon al delincuente estaba un policía vestido de civil y franco de servicio. Grande fue la sorpresa cuando desarmaron al malviviente y le secuestraron una pistola calibre 9 milímetros con siete balas en el almacén del cargador y en óptimas condiciones de funcionamiento. Una vez detenido, admitió que era un suboficial en actividad que prestaba servicios ordinarios en la Policía de Seguridad Vial desde hace tres años y medio y por su credencial policial fue identificado como R. A. H. de 30 años.
Luego del ataque, la mujer embarazada llegó al hospital Iturraspe y se encargó de aclarar que ella también era suboficial policial en actividad con más de tres años de antiguedad en la fuerza de seguridad provincial y que prestaba servicios ordinarios en la Policía Comunitaria en la sede del barrio Siete Jefes, publicó UnoSantafe.
Según el testimonio de la víctima, en la intersección de las calles mencionadas, el efectivo -que estaba de civil- la tomó del brazo e inmediatamente le colocó un revólver en la panza para exigirle que le entregue el dinero que, según el delincuente, había sacado del cajero. No conforme con eso, le pegó un culatazo en la nuca y le gatilló varias veces. Todo culminó cuando los vecinos de la zona reaccionaron ante la gravedad del hecho y lograron evitar una tragedia mayor.