La jueza del Tribunal de Juicio, Elisa Zilli, sostuvo en el adelanto de sentencia que durante el debate no se pudo acreditar con el grado de certeza necesario la teoría del caso del fiscal Santiago Brugo, por lo que resolvió absolver a los imputados por el beneficio de la duda. La jueza sí entendió que quedó acreditada la materialidad del hecho, esto es que Bustos fue agredido cuando desconocidos intentaron despojarlo de su moto. En esta línea, Zilli entendió que las hipótesis de las defensas (la de Escuri en manos de Leonardo Kunzi y José Iparraguirre; y la de Ávila, en las del defensor público, Sebastián Lescano) encontraron respaldo en las pruebas que se produjeron en el debate, aunque aclaró que no dictaba la absolución lisa y llana, sino por el beneficio de la duda, porque consideró que la versión de descargo de los imputados, que esa noche estuvieron en la casa de la madre de Escuri festejando el cumpleaños de éste, no quedó acreditada con contundencia.
Deficiente investigación
El debate dejó varios puntos de alarma relacionados con la investigación y las pruebas científicas y documentales que se ofrecieron. Uno de los más alarmantes consistió en que un informe del médico de Policía tenía una firma que no era la del galeno que lo realizó. Cuando en el juicio se le exhibió su informe dijo que esa no era su firma, sí su sello, y pretendió justificar la anomalía sosteniendo que era una modalidad que se realizaba en algunas ocasiones pero dejando aclarado con una sigla que la firma no correspondía a quien había realizado el informe. Otro punto que quedó en evidencia fue que el informe del médico forense sobre la intervención a Bustos, tenía el nombre y apellido de otra persona, y solo coincidía el número de documento.
También se destacó que no se realizaron croquis, que la moto de Bustos fue peritada varios meses después del hecho cuando se la secuestró en un operativo de prevención vial porque no tenía la documentación correspondiente y que los allanamientos que se realizaron en el contexto de la investigación se practicaron sesenta días después del hecho.