Policiales Para mejorar la seguridad

La Policía afirma que pone en práctica estrategias de prevención en Paraná

Vecinalistas coinciden en que los arrebatos --de los que en su enorme mayoría son víctimas las mujeres--, atracos a quienes esperan colectivos, robos de mochilas y zapatillas a los niños, son los ilícitos más reiterados en Paraná.
La acción de los arrebatadores genera malestar. Castiga a la víctima, generalmente de los barrios, que es sorprendida cuando sale de su casa rumbo al trabajo o a la escuela, y atemoriza al resto de la población. Es, por ejemplo, el problema que afronta la comunidad delimitada por avenida Almafuerte, Gobernador Mihura, Hernandarias y Souriges. “Hubo varios delitos callejeros, cometidos por gente que aparentemente no es del barrio sino de zonas aledañas. Es el típico arrebato de dos personas en moto, de las cuales una se baja, tironea la cartera o billetera, vuelve a subir al rodado y después se alejan. Pasa principalmente en las calles de asfalto”, explicó Pablo Chemín, vicepresidente de la comisión vecinal Villa Uranga, en el este de la ciudad. “Hubo algunas semanas con varios hechos, incluso con armas, como el asalto a un almacén de calle Marconi donde a uno de los ladrones se le escapó un tiro, y un enfrentamiento en calle Domínguez, entonces la cuestión entró en un terreno que al vecindario le causa miedo”, indicó el vecinalista.
En tanto, desde la Vecinal Antonini, señalan el mismo tipo de inconveniente, pero con algún grado mayor de violencia. “Hace 20 días a una empleada del centro de salud que iba ingresando a su trabajo, le arrebataron la cartera y le pegaron un puntazo en el pecho. Le sacaron el celular y otros elementos, entre ellos su dirección personal, y llaves del centro de salud. La amenazaron para que no haga la denuncia”, dijo la presidenta de esa organización, Miriam Gauna. Según la vecinalista, en ese barrio “han asaltado a vecinas que van a la despensa, les roban a las mujeres que van a buscar los chicos a la escuela y a las que esperan el colectivo”. En las 36 manzanas ubicadas entre Alvarado, Avenida de las Américas, Yankovich y Arenales, hubo algunos hechos que causaron conmoción, como el de la trabajadora del centro de salud que mencionó la entrevistada, o el de una mujer policía, asaltada y baleada por la espalda por un delincuente, en octubre del año pasado, cuando iba a trabajar en moto con su novio. “Algunos de los autores son de otros barrios y otros son vecinos nuestros. Hay problemas de adicciones, de menores y de mayores”, aseguró Gauna.
En Villa Uranga, la comisión llamó a reunión a los pobladores del lugar, en el salón parroquial de la Iglesia San Francisco Borja, para conversar sobre temas de seguridad con las autoridades de la Comisaría 3ª de Paraná.
Pablo Chemín evaluó que el encuentro fue “muy bueno. Los vecinos salieron conformes porque hubo buena actitud de la Policía, que demostró intención de mejorar el servicio. La gente comprende las limitaciones operativas de la Policía, porque muchas veces, con pocos recursos hacen maravillas”, abundó.
El vecinalista de Villa Uranga enumeró como preocupaciones más importantes de su barrio “la necesidad de más presencia policial, básicamente en un par de sectores que están bastante complicados con los arrebatos, hechos que por ahí no surgen en las estadísticas policiales porque las víctimas no los denuncian. La Policía nos explicó la importancia de denunciar los robos, porque a veces son cuestiones que preocupan a la población y la comisaría no tiene ni noticia”, relató Chemín. Desde su óptica, los funcionarios policiales “fueron muy claros”, y brindaron a los ciudadanos “un abanico de posibilidades para mejorar el servicio”, panorama que diferenció de encuentros anteriores en los que “uno notaba que se intentaba negar los hechos o que la Policía se colocaba a la defensiva”.
“El vecino sabe que es imposible parar un efectivo por esquina, pero la idea es que se marque mayor presencia para que ningún sitio sea terreno fértil para el robo”, redondeó el vecinalista.
Gauna, de la vecinal Antonini, en cambio, consideró que la reunión realizada a fines de marzo con las autoridades policiales no satisfizo las expectativas de los pobladores de ese barrio. Por eso, apuntó que esta semana elevarán una nota al Ministerio de Gobierno, pidiendo una audiencia con las máximas autoridades de la cartera. “Queremos más presencia policial. Tenemos los mismos derechos que nuestros vecinos que viven dentro de bulevares”, remarcó la presidenta de la comisión.
“Los hechos delictivos ocurren a diario. La Policía llega cuando ya ocurrió el robo. Prácticamente no ha quedado vecino de Antonini que no haya sido víctima de los ladrones”, aseveró.
La mujer apuntó que la comisaría de la zona (la 6ª), no tiene la dotación necesaria para brindar el servicio que ellos pretenden. “A veces en un turno son cuatro policías. Queremos más recorridas, la policía montada, que pase el patrullero, sobre todo en los horarios en que la gente va o viene de trabajar, es la única forma de desalentar los arrebatos”, sostuvo Gauna.
“El personal del centro de salud” (de Soldado Mosto y Cabo Monzón) “anunció que si no le ponen custodia van a tomar alguna medida porque tienen miedo. Vivimos tras las rejas. Tenemos que acompañar a los chicos a la escuela, e incluso hay gente mayor que tiene que ser acompañada por un hombre hasta la garita de colectivo. Es todo un barrio de gente trabajadora que está en vilo”, alertó la presidenta de la comisión Antonini.

La Policía explica sus estrategias

“El principal planteo de las reuniones es de mayor personal, más garitas y recorridos. Vamos a los encuentros, algunos de los cuales los convocamos nosotros, y tratamos de explicar lo que estamos haciendo y escuchar los reclamos o sugerencias”, aseguró a El Diario el jefe departamental de la Policía, comisario mayor Ricardo Frank.
El funcionario resaltó que la Policía nota “una disminución importante de hechos”, pero aclaró que “el arrebato es un hecho circunstancial y violento, que por sus propias características causa más preocupación que otro tipo de delitos, como por ejemplo, el robo de elementos del interior de una vivienda. Estadísticamente podríamos decir que estamos bien, pero a la persona que ayer o antes de ayer le arrebataron una cartera, lógicamente va a decir que la seguridad está mal, porque emotivamente es un delito que genera reacciones, con justa razón”, evaluó el jefe policial.
Luego explicó que, en cada reunión, se toma nota de las necesidades y “se trata de dar respuesta con todos nuestros recursos. A las vecinales les gustan las garitas pero se nos dificulta por la cantidad de personal que requieren, por lo que coordinamos operativos con la patrulla de comando del 911, reforzamos recorridas de personal en patrulleros, motos, policía montada o a pie”.
“Nosotros apostamos al trabajo que se está haciendo con montada y canes, motorizada, y las paradas externas de la Dirección de Operaciones de la Provincia. Por ejemplo, en estos momentos estamos poniendo énfasis en la patrulla de personal de Montada en la zona del Parque Nuevo, donde se reportaron algunos delitos. En todos los sectores vamos trabajando así, de manera coordinada, con una estrategia de prevención”, afirmó Frank.
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