Paraná Bajada Grande, su lugar en el mundo

El Padre Mattiassi sigue “inoxidable” y pide “que la gente venga a visitarme”

“De salud estoy bien. Siento necesidad de que a los que yo prediqué durante 46 años vengan alguna vez a verme la cara para saber si estoy vivo o muerto”, subrayó el sacerdote en diálogo con Elonce.
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El Padre Orlando Mattiassi, ex párroco de la Inmaculada Corazón de María, ubicada en Bajada Grande de Paraná, continúa residiendo en dicho lugar. Con 89 años y sentado al sol frente a la capilla de la cual es un emblema, dialogó con Elonce. Aseguró que sigue “inoxidable” y pidió que más gente lo visite.
“El 3 de abril de 1976 entré acá. Me metí y quedé. Hace 46 años. Espero que cuando me lleven sea con los pies para adelante”, expresó sonriendo, antes de admitir que ese es su “lugar en el mundo, no hay otro para mí”.

Consultado sobre cómo pasa sus días, contó: “Me levanto, rezo, tomo mate. Soy un jubilado inoxidable, pero hago muy pocas cosas. Hablo con quienes vienen y le pido a la gente que venga a visitarme”.
Recordó que “la vez pasada vino un grupo de señoras y la pasé muy bien. Hace dos o tres días también vino un matrimonio muy querido”.

“Siento necesidad de que a los que yo prediqué durante 46 años vengan alguna vez a verme la cara para saber si estoy vivo o muerto”, subrayó.

Si bien remarcó que “la soledad no me afecta, estoy acostumbrado a no estar dependiendo de otro”, admitió que “igualmente, necesito que, sobre todo los de Bajada Grande, me vengan a visitar. Con una media horita ya basta. Con eso ya me lleno de tranquilidad y de alegría”.
Manifestó que “a mí no me resultó difícil la pandemia. Me puse cuanta inyección había y así me defendí” y comentó que actualmente “concelebro la misa, estoy tranquilo, hago mis cositas personales y miro televisión”.

De salud estoy bien, me hice las revisiones y tomo los medicamentos que me dieron”, ratificó, al tiempo que puso de relieve que “la relación con los vecinos es buenísima”.
Asimismo, confesó que “por ahora no quiero ir” a la Divina Providencia, donde hay otros sacerdotes de edad avanzada, puesto que “todavía quiero sentirme joven”. Añadió que habla “mucho con el obispo, converso ligero por celular y mensajes. Estoy conectado. Monseñor Puíggari es un buen obispo, una autoridad serena que conduce muy bien”. Elonce
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