Con el dinero que recaudan en la panadería se afronta los gastos de “luz, gas, alimentos y la providencia de Dios, que es lo que siempre nos bendice”.
La institución, fue creada a fines de 2016 por el Arzobispado de Paraná para brindar contención a jóvenes sin recursos que procuran recuperarse de sus adicciones. “Con un corazón abierto y con voluntad se puede salir y seguir adelante”, remarcó. La panadería, cuenta con dos sedes: una en la capital entrerriana, donde residen 15 jóvenes, y otra en Santa Elena, en la que actualmente son ocho quienes viven en el lugar.
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