
Tras agradecer el acompañamiento de su familia después de la guerra, recordó a sus camaradas que no pudieron volver “y quedaron como mojones de nuestra soberanía, o sea que las Islas están habitadas por argentinos que dieron la vida por ellos”.

El ex combatiente contó que tras su regreso de la guerra, fue “maltratado” por las instituciones militares. “Y al volver la civilidad seguíamos siendo los loquitos de la guerra, los inconscientes. Pero yo me siento orgulloso de haber combatido en Malvinas”, sentenció.

El hogar de Panza se ubica frente a la plaza Ex Combatientes de Malvinas. “Solo comencé a colocar la bandera cuando mi nieta tenía un año, después me siguió mi esposa, después unos vecinos, y después me animé a invitar a los veteranos porque para uno veterano no hay mejor que otro veterano. En el primer acto era yo solo y nadie más”, recordó.
