Paraná Presidida por el sacerdote Patat

"Pedimos a la Virgen que sane a nuestro pueblo, que nos libere de la pandemia"

Así lo indicó en la homilía el sacerdote de la Parroquia de la Medalla Milagrosa de Paraná. Resaltó que "la Iglesia vive en cada hogar, en cada creyente, en cada hijo de Dios que reza cada día", supo Elonce TV.
Video: Queremos pedirle a la Virgen que otra vez haga el milagro y nos libere de esta pandemia"
Los 27 de cada mes, los fieles honran a la Medalla Milagrosa. En Paraná, la iglesia está ubicada en calle Las Magnolias 253. Los habitantes de esa zona son muy devotos de la Virgen. Elonce TV transmitió la misa que presidió el sacerdote Ignacio Patat.

"Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza", aseguran que dijo la Virgen María a Santa Catalina Labouré un 27 de noviembre de 1830, y así surgió esta devoción.

En la aparición, la Madre de Dios estaba con una túnica blanca y un velo del mismo color que cubría su cabeza hasta los pies. Los pies se posaban sobre un globo blanco y aplastaban una serpiente. Sus manos, a la altura del corazón, portaban un globo pequeño de oro, coronado con una crucecita. En los dedos aparecieron anillos con piedras preciosas que brillaban y alumbraban en toda dirección.
Recordemos que desde el Arzobispado, teniendo en cuenta las medidas que rigen a nivel nacional, se suspendieron hasta nuevo aviso, todas las celebraciones litúrgicas con asistencia de fieles en todas las parroquias, iglesias y capillas, recordando que sigue vigente para todos los fieles la dispensa del precepto de la misa dominical. Elonce TV transmitió en vivo la misa. "Con mucha alegría pero con profunda fe, este 27 nos volvemos a encontrar en torno a María, bajo la advocación de la Medalla Milagrosa. Como decimos cada mes, venimos como en ese pasaje del Evangelio, venimos como los novios de Caná a decirle a la Virgen que se nos acabó el vino. Y hoy también, de manera especial, queremos acudir a María, mirarla a los ojos y decirle con profunda fe, 'Madre se nos acabó el vino de la alegría, el vino del encuentro, el vino de la esperanza. Necesitamos que transformes esa agua del dolor, el agua del aislamiento, el agua de la enfermedad y del sufrimiento, en el vino nuevo que nos trae tu hijo Jesús'", puntualizó el sacerdote Ignacio Patat durante la homilía.
De la misma manera resaltó que "cada 27 es un nuevo encuentro, pero cada 27 ciertamente este es muy especial porque acudimos a la Virgen como aquella que siempre responde a nuestras oraciones y nuestras suplicas. Como Santa Catalina queremos escuchar a la Virgen, como aquella religiosa queremos reconocer a María delante nuestro, y suplicarle que nos hable al corazón, para que nos diga que tenemos que hacer".

El sacerdote expresó a la feligresía: "Nosotros, los hijos de María, sin lugar a dudas tendremos de este tiempo en adelante una misión distinta a la que veníamos realizando. Santa Catalina recibió el mensaje de acuñar la medalla, de hacer hacer, esa medalla que luego se llamara la Medalla Milagrosa. ¿Cuál será nuestra tarea? ¿Cuál será nuestro desafío, nuestra misión que nos pide Dios de este tiempo para adelante?. Como en 1836, María fue sanando, fue curando, a tantas personas de Francia. Hoy nosotros acudimos con confianza al regazo de la Virgen para decirle otra vez más que haga el milagro, que sane a nuestro pueblo, que nos libere de esta pandemia, que nos ayude a andar con alegría y la fe de cada día".

"Queridos hermanos, querida familia de la Medalla Milagrosa, hoy nosotros queremos ser los destinatarios de esos rayos de gracia que la Virgen emana de sus manos. De allí surgen como un río de agua las gracias de María que derrama y esas gracias que muchas veces no le sabemos pedir o nuestro corazón no está dispuesto a recibir", dijo además en la homilía.

En tanto, mencionó: "Que esta Eucaristía, que este 27, que este tiempo en el cual nos hemos convertido en iglesias pequeñas que es nuestra casa, porque los templos están cerrados, pero la Iglesia vive en cada hogar, en cada creyente, en cada hijo de Dios que reza cada día. Vivamos este tiempo como una hermosa oportunidad de escuchar a la Virgen, de reconocer la misión que nos pide para de alguna manera, poder responder, con toda entereza al desafío que Dios nos propone". Elonce.com.
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