Doña Paula, tras curar a Patronato: "En la cancha había maldad"

Antes del duelo frente a Defensa y Justicia, Paula Aranda, la abuela de 95 años curandera del Barrio El Sol, visitó el Grella y bendijo los arcos, manos, pies y botines de los jugadores, además del entrenador Mario Sciacqua. El domingo el Rojinegro se impuso de local por 2 a 0.

En diálogo con Elonce TV, contó que "siempre fui hincha de Patronato. Me levantaba a las 6 de la mañana y hacía pastelitos para ayudar a los chicos porque eran humildes. No estaba la cancha que está ahora. Ellos jugaban en una canchita y después fueron creciendo. Soy muy futbolera, cuando Patronato pierde lloro. Lo adoro".

"Tengo una cinta roja con una medalla y con eso curo las quemaduras, las recalcaduras. A los jugadores los curo por nombre y apellido porque no los conozco casi. Había perdido la cinta y no sabía dónde. Está bendecida y la necesito para curar. Fui a un diario porque quería poner en los clasificados que la había perdido y si alguien la encontraba le iba a dar recompensa. Después la encontré dentro del piloto que uso cuando llueve. Cuando uno pierde algo tiene que prometerle a San Bailón pero hay que bailarle porque le gusta la música", relató a nuestro medio.

Explicó que "yo como soy de Patronato curo a los jugadores sin saber quiénes son, a veces los leo en el diario. Me llamaron para ir al club y lo curé. No puedo decir qué tenían porque eso es secreto mío. En la cancha había maldad. Les dije que iba a hacer todo lo que yo pueda. Tocaba las puertas, los picaportes y sentía como una cosa mala. Les han hecho cosas, son gente contraria a ellos".

"Yo antes iba a la cancha cuando era más chico todo, pero como tengo presión emotiva dejé de ir. Fui el sábado antes del partido, llevé agua bendita, curé los arcos, la cancha. Había un cura también. Recorrí todo, los jugadores estaban en el vestuario. Los dos arcos eran los lugares que estaban más cargados de cosas malas", resaltó.

Luego conoció a los jugadores y al director técnico. "Lo curé al entrenador. Toqué todos los arcos, me hacía hormigueo en el cuerpo, pero no tuve miedo porque a mí me protege Dios y la Virgen. Después empezaron a salir los jugadores. Los curé con la cinta y con agua bendita. Les tomaba la mano, los bañé con agua bendita, les bauticé los botines y les dije: `corran mijos, no se dejen ganar. Son jóvenes, hagan fuerza, no dejen atrás vacío´. Estaban todos medios asustados, pero les dije que estén tranquilos. Les bendecí hasta los asientos. `Gracias abuelita´, me decían y yo les volvía a repetir que corran. Yo igual no veo cuando juega Patronato porque me pongo nerviosa, voy espiando de a ratos para ver cómo van".

"Yo les dije que iba a hacer todo lo que yo pueda, tengo un poder, no puedo hacer que ganen. Igual les dije que los chicos estaban contentos, que íbamos a tener suerte", resaltó. Elonce.com