Paraná Las promesas del santo pagano

Madre e hija renovaron la fe en el Gauchito Gil: "Gracias a él estamos acá"

"Gracias a él, tengo a mi hija que está pronto a cumplir 21 años", dijo la mujer a Elonce TV. "El Gaucho me vio crecer y gracias a él estoy acá", coincidió la joven. Como cada año, le rindieron homenaje.
Madre e hija aseguran que al Gauchito Gil le deben la vida de la joven que está pronto a cumplir sus 21 años. Y este 8 de enero, al cumplirse 141 años de su fallecimiento, se acercaron hasta el santuario emplazado en la zona de Acceso Norte, en Paraná, para rendirle homenaje.

"Los médicos no le dieron vida a mi hija hasta el año. La operaron porque tenían que ponerle platino en la cabeza, pero a los tres meses de nacida, me lo recomendaron al Gaucho", rememoró la mujer a Elonce TV. Según contó, "escribí una carta y la mande con mi amiga. A sus dos años logré llevarla por primera vez al Santuario y desde entonces hace 21 años que soy promesera del Gaucho".
"Gracias a él, hoy tengo a mi hija que ya está pronto a cumplir sus 21 años", remarcó.

De acuerdo a lo que comentó, el santo de los paganos volvió a darle la vida a su hija tras un grave accidente que sufrieron hace cinco años atrás, en Corrientes.
"El Gaucho me vio crecer y gracias a él estoy acá", subrayó la joven. Es que según comentó, tras el siniestro, debió ser operada en reiteradas oportunidades, en la cabeza y en el brazo, donde lleva las cicatrices.

Pero en la piel de madre de hija también está la marca de Gil. La mujer mostró el tatuaje en su brazo derecho, y la joven lo tiene en la espalda. Fue el regalo por sus 15 años que le dio su madre.
"Tengo una nueva vida gracias a él. Lo llevo en el corazón y nunca voy a olvidar todo lo que hace por mí", recalcó la muchacha.
El Gauchito Gil es el nombre con el que se conoce a Antonio Mamerto Gil Núñez, figura religiosa objeto de devoción popular que nació en Mercedes en 1840 y fue asesinado en 1878, a pocos kilómetros de esa ciudad, donde hoy se encuentra su santuario.

Sobre el primer milagro de Gil, se afirma que benefició a su propio verdugo, a quién antes de morir, el 8 de enero de 1878, le dijo que debería rezar en su nombre por la vida de su hijo que estaba muy enfermo; el verdugo así lo hizo y su hijo sanó milagrosamente. (Elonce)
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