Ana falleció en octubre, y desde entonces José cayó recurrentemente en problemas de salud, y en un persistente estado de depresión por la falta de su madre, como él mismo reconoció en distintos reportajes periodísticos o en charlas con quienes lo asistían. Un tiempo estuvo en el refugio ubicado en Churruarín al 500 para personas en situación de calle. Y en los últimos días se hospedaba en el alojamiento que la Municipalidad habilitó en calle Carbó. Solo, ya no era tan frecuente verlo en los lugares que solía frecuentar junto a su madre: avenida Almafuerte, la zona del hipódromo, calle Artigas.
Hubo campañas solidarias, en las redes sociales para encontrar un sitio en el que José pudiera vivir. Fue ingresado al Hospital San Martín en muy mal estado de salud. En horas de la medianoche dejó de existir.
La ausencia de su madre nunca pudo ser superada. "Me dijo que sin su mamá, ya no quería más vivir", contó ayer una de las enfermeras que lo atendieron en uno de sus últimos ingresos al San Martín, indica Uno.