El funcionario admitió que la distribución en la ciudad es compleja, debido "a las diferencias de alturas que existen" y reconoció que debido a ello se producen pérdidas en las cañerías.
"El agua que estamos consumiendo es excelente", recalcó, al tiempo que sostuvo que por el lugar en el cual se encuentra la toma "las turbiedades son más bajas que en otros sectores".
Borghello explicó que hay "tomas fijas en los distintos extremos de la ciudad y se hace un chequeo para ver cómo llega el agua a los domicilios porque, a veces, en el camino, por la reparación de conductos ingresan impurezas. Aconsejamos que cuando se hacen reparaciones en los conductos, los vecinos de la zona dejan abiertas las canillas. Asimismo, se analiza con qué cantidad de cloro llega".
"Nos preparamos muy bien para esta temporada, pero nos afectó la sequía. La lluvia alivia por el riego domiciliario. Un alto porcentaje de viviendas de la ciudad, cuando hay sequía dejan abiertas las canillas las 24 horas del día. Por eso es desmedido el consumo. Este verano ha sido uno de los de mayor consumo de los últimos 10 o 12 años", refirió el funcionario en los estudios de Elonce TV.
Finalmente, precisó que Paraná cuenta con 97.000 conexiones domiciliarias de agua, de las cuales solamente 9.000 tienen medidor. Sería lo más justo, pero colocar un medidor significa entre 4.000 y 5.000 pesos en cada casa. Elonce.com
