Fue así que los hombres, en la oscuridad de la madrugada, casi por "casualidad" tomaron un ladrillo tipo "bastoncito" que habían cortado hacía diez días para probar el material, y se lo entregaron al impulsor del movimiento de ladrilleros, Federico Feltes.
"Al día siguiente, el ladrillo salía para Roma", recordó Alegre. "Los dos están bendecidos por el Papa", remarcó orgulloso en relación a los dos bloques de arcilla cocida que recibieron la bendición de Su Santidad.
Los ladrillos llegaron la semana pasada a Buenos Aires, y desde allá los mandaron de regreso a Paraná. Por estos días, permanecen en la sede de Uolra hasta que los trabajadores decidan qué hacer con ellos.
Un reconocimiento al trabajo
Desde hace algunos años, los trabajadores ladrilleros buscan hacer visible su situación, mostrar las condiciones en las que desarrollan su tarea, ser mirados por el Estado, contar con políticas públicas que los reconozcan."Somos horneros chicos, vivimos el día a día, porque tampoco hay un precio estable para el ladrillo. Nosotros vendemos barato porque si no, no tenemos para sobrevivir", le contó a Elonce TV el trabajador que tiene su horno sobre calle Miguel David. Elonce.com