Su hija Silvia Abib se mostró sin fuerzas para hablar con los medios de comunicación, ya que no existen novedades que esclarezcan qué fue lo que pasó con su padre. Está todo igual, dijo. Y agregó: Hablé con la Policía un día porque me había parado un hombre en la calle diciendo que sabía cosas. Les avisé, pero quedaron en venir a traerme unas cosas sobre este hombre para ver si podíamos localizarlo, porque no le pregunté quién era, ya que en el momento me abataté. Pero (la Policía) no vino más. Cuando pasa algo van y luego desaparecen, lamentó en declaraciones a la agencia APF.
Por orden de la jueza de Instrucción Marina Barbagelata se ha seguido investigando, pero no surgió algo de relevancia.
Hace algunos años se realizó una excavación en Hernandarias, basada en algunos datos aportados, pero la pericia no arrojó resultados satisfactorios.
El 13 de febrero de 2003, el contador Abib desapareció sin dejar rastros en la localidad de Colonia Güemes. Desde entonces, su hija, Silvia Abib, lo busca incansablemente. A pesar de los operativos policiales que se realizaron los años que siguieron al suceso, nunca se llegó a una pista concreta. Días después de la desaparición, el auto de Abib, un VW Gol, fue encontrado por la Policía en un campo cercano a Hernandarias, pero sin rastros del empresario.
Los vecinos lo habían visto ingresar al paraje Güemes, pero luego perdieron su rastro. Luego de varios rastrillajes ordenados por el entonces ministro de Gobierno, Fermín Garay, nunca se pudo dar con el cuerpo de Abib. De este modo, sin el cuerpo, no se puede investigar el delito.
