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Acusaron al filósofo Michel Foucault de abusar niños en Túnez

Guy Sorman, ensayista francés, acusó públicamente a su amigo Michel Foucault de abusar niños en Túnez en los años 60. Calificó de “repugnante y moralmente horrible” la conducta del filósofo y se reprochó no contar antes lo que sabía.
Michel Foucault, filósofo, historiador, sociólogo y psicólogo francés, fue acusado de abusar “niños en Túnez”.
Guy Sorman, ensayista, economista y periodista francés fue quien denunció al filósofo. Rompió el silencio el 10 de marzo en la televisión francesa, cuando fue a promocionar su reciente libro, Diccionario del Bullshit, donde también se refiere al escándalo. Luego, el escritor se refirió al tema esta semana en la prensa británica, en un artículo titulado “Michel Foucault abusaba sexualmente de niños en Túnez”, en los años 1960.

Foucault es conocido principalmente por sus estudios críticos de las instituciones sociales, en especial la psiquiatría, la medicina, las ciencias humanas, el sistema de prisiones, así como por su trabajo sobre la historia de la sexualidad humana.
Sorman acusa a Foucault de pedofilia y de haber aprovechado la impunidad que le procuraban las autoridades tunecinas, un favor con el que no podría haber contado en su propio país. En Francia, desde 1945, la ley sobre la protección de menores considera, en efecto, un delito las relaciones de un adulto con un niño menor de 15 años. Una ley que fue, sin embargo, escasamente aplicada, porque una casta de artistas e intelectuales se consideraba una auténtica aristocracia por encima de las leyes y las reglas de la moralidad.

“Repugnante, moralmente horrible”, las palabras utilizadas por el ensayista son inequívocas cuando evoca los actos de Foucault, que murió en 1984. Por entonces Sorman pasaba sus vacaciones de Pascuas en el pintoresco pueblo de Sidi Bou Said, cerca de Túnez, donde Foucault se había instalado en forma permanente.

“Para ser claros. Según usted, Foucault era un pedófilo, lo que nunca se dice cuando se habla de él”, le preguntó Karim Rissouli, presentador de la emisión de televisión de France 5.

-Eran cosas perfectamente repugnantes con niños pequeños. De una fealdad moral extrema…”, respondió Sorman.

El ensayista, de 77 años, reservó los detalles más escabrosos para la prensa británica: “Los niños le corrían detrás diciendo ‘¿Y yo? ¿Y yo? ¡Llévame a mí!’. Tenían ocho, nueve o diez años. El les tiraba unos billetes y les decía ‘nos encontramos a las 22, en el lugar de siempre’”, relató, precisando que se trataba del cementerio de Sidi Bou Said. “Hacía el amor con los chicos entre las lápidas. La cuestión del consentimiento ni siquiera se planteaba”, agregó.
Según Sorman, Foucault nunca fue incomodado por la justicia debido a la dimensión racial de su comportamiento. “Nunca habría osado hacer una cosa así en Francia. En todo eso hay una dimensión colonial. Un imperialismo blanco”, agrega en un mea culpa inexplicablemente tardío, ya que los hechos remontan a medio siglo atrás.

Pero “Foucault no debe ser cancelado”, afirma Sorman, refiriéndose a esa corriente de moda en los círculos intelectuales estadounidenses que marginaliza a todo sospechoso de actos considerados políticamente incorrectos.

“¿Qué hacer con las obras del pasado? ¿Habría que descolgar los cuadros de Gauguin de los museos porque abusaba de adolescentes tahitianas? ¿Quemar los libros de André Gide, pedófilo confeso? ¿Dejar de enseñar la filosofía de Michel Foucault? ¿Y qué hacer con los antisemitas? Uno de los más grandes escritores del siglo XX, Louis-Ferdinand Céline, fue un antisemita notorio. Pero su obra es incontestablemente monumental”, escribió Sorman en una columna publicada el 2 de enero de 2020, un año antes de estas revelaciones.
“Tengo una gran admiración por el trabajo de Foucault. No invito a nadie a quemar sus libros. Simplemente a comprender la verdad sobre su personalidad. Y en qué forma ciertos filósofos usaban sus argumentos para justificar sus pasiones y deseos. Foucault estaba convencido de que esa actitud le permitía hacer todo lo que quería”, argumenta.

Sorman lamenta, en todo caso, no haberlo denunciado entonces. “Creo que es importante saber si el autor era o no un inmoral. Lo que hacía Foucault con los niños pequeños en Túnez, que yo vi y me reproché siempre no haber denunciado, no me conduce a rechazar su obra, sino a mirarla en forma diferente”, concluye. La Nación.
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