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Rumores de divorcio de Trump y su esposa: Derrota, herencia y lágrimas

Una de las posibles consecuencias de la derrota electoral de Donald Trump podría ser el divorcio con Melania. En el entorno aseguran que ella "está contando los minutos" para eso. Cuáles serían las causas.
Una de las posibles consecuencias de la derrota electoral de Donald Trump podría ser el divorcio de Melania. Omarosa Manigault, ex asesora del presidente y que conoce a la pareja desde hace 15 años, aseguraba que Melania estaba "contando los minutos" para el divorcio. Fuentes conocedoras de lo que está pasando en la Casa Blanca han informado a la CNN de que la primera dama le ha dicho a su marido que ya es hora de admitir la derrota. Y prácticamente todos los libros que han documentado el paso de la pareja por la Casa Blanca coinciden en el mismo punto: Melania no quería estar allí, y no quiere estar ni un minuto más de lo necesario en Washington.

El periodista Michael Wolff fue el primero en desvelar que, en la noche electoral de 2016, al conocerse la victoria de Donald Trump, su esposa lloró, "y no eran lágrimas de alegría". No fue el único en asegurar que aquella campaña había hecho mella en Melania, que se negó a mudarse a Washington durante cinco meses. Trump le había prometido (a ella y a muchísima gente) que no iba a ganar las elecciones, que el objetivo no era ganar, sino convertirse en "el hombre más famoso del mundo". Confesiones que hizo a bastantes de sus asesores y confidentes de aquellos años, como Anthony Scaramucci, que fuera director de comunicaciones de la Casa Blanca, que reveló que el plan para el día siguiente de las elecciones era irse a Escocia a jugar al golf. No a la Casa Blanca.

Aquella victoria le costó caro en un aspecto: esa estancia de Melania en Nueva York, negándose a ejercer de primera dama, se debía a la renegociación de su acuerdo prematrimonial. Una negociación en la que se establecerían las condiciones para que el presidente tuviese una primera dama, y ella aceptase abandonar su disipada vida neoyorquina. Especialmente en lo relativo a Barron, el hijo de ambos, del que Melania estaba embarazada cuando se casó con Donald. Es lo que defiende Mary Jordan, periodista del Washington Post, en The art of her deal, su biografía de Melania. Donde ya se intuía qué pasaría cuando abandonasen la Casa Blanca. Entre otras cosas, Melania pidió por escrito garantías de que Barron no se convertiría en otra Tiffany Trump, la hija abandonada a su suerte del segundo matrimonio de Trump. Y que ni Donald Jr. ni Eric ni Ivanka, los hermanos beneficiarios del fondo donde reside la mayor parte de la aparente fortuna Trump, podrían limitar la herencia de Barron.

Una renegociación que da crédito a la idea de un divorcio posterior a la salida de la Casa Blanca del matrimonio, ya fuese ahora o en 2024. Más aún, en 2018 Melania se compró un apartamento a su nombre, de un dormitorio, en la Torre Trump, Su residencia habitual, hasta las elecciones de 2016, era el ático gigante del rascacielos, que pertenece a Donald desde hace dos matrimonios, y que podría sobrevivir a un tercer divorcio.

Una compra realizada más o menos cuando rompió su amistad con Stephanie Wolkoff, amiga y confidente durante 15 años de la primera dama, que en una entrevista en la BBC (y en su libro Melania y yo) defiende también la idea del divorcio tras "un matrimonio mercantil", como defiende la relación de Donald y Melania. En el que la primera dama nunca ha tenido ningún interés político: Melania sólo ha participado en un acto de campaña en 2020 (dos, si contamos los segundos en los que subió al escenario al final del último debate) y en ningún momento ha animado en sus redes a votar a su marido. Aunque el divorcio ahora mismo parece lo de menos: la prioridad actual, según los medios estadounidenses, es convencer a Trump para que admita que ha perdido. El primer paso necesario para que Melania pueda recuperar su vida.
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