En este sentido, un estudio realizado por el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, España, con el objetivo de esclarecer cuándo es el momento exacto que un paciente con COVID-19 adquiere los anticuerpos, reveló que la mitad de los pacientes desarrollan anticuerpos anti-SARS-CoV-2 en los primeros días de la infección, de cualquier isotipo y principalmente de inmunoglobulinas G, que son las que indican que el cuerpo tiene defensas contra el virus.
Pero ¿qué significa cada isotipo? Si se detecta anticuerpos inmunoglobina M en un paciente, esa persona está transitando un período agudo de la enfermedad. Si esa persona tiene anticuerpos de inmunoglobina G es porque ya resolvió la enfermedad y tiene anticuerpos contra ella.
La investigación buscó identificar los anticuerpos de tipo inmunoglobulina M, inmunoglobina A e inmunoglobulina G. Los primeros dos aparecen con mayor rapidez y responden a una etapa aguda de la enfermedad. Mientras, los IgG aparecen en la convalecencia, relacionados a la inmunidad desarrollada por la persona.
Para llevar a cabo la investigación, los profesionales estudiaron a 153 pacientes con sospecha de infección por COVID-19 con el objetivo de estudiar el desarrollo de anticuerpos anti-SARS-CoV2. El análisis del del suero analizado fue dos días después de la realización del test PCR.
La respuesta del cuerpo humano a una infección se desarrolla en dos partes. Primero, una respuesta inmune innata, que libera sustancias químicas y glóbulos blancos que luchan contra un virus y lo destruyen. El segundo es una respuesta inmune adaptativa que, junto con otros efectos, produce anticuerpos dirigidos que pueden adherirse a un virus y detenerlo. Si este último es lo suficientemente fuerte, puede crear una respuesta duradera a la infección que proporcionará protección futura al sujeto.
Por otro lado, el 84,97% de los pacientes presentó un resultado positivo en la prueba de PCR, mientras que en el resto, a pesar de poseer datos clínicos y analíticos sugestivos de infección, el resultado de la PCR fue negativo.
Los pacientes que dieron positivo en el hisopado fueron estratificados en función del valor de interleucina-6, un marcador de inflamación sistémica que ayuda a la estratificación de la gravedad de los pacientes (I-6), identificándose en el 44,62% de los pacientes un valor de IL-6 inferior a 40 pg/mL, y en el 55,38% un valor de IL-6 superior a 40 pg/mL. Los valores más altos indican una mayor inflamación y, por tanto, mayor gravedad.
La prevalencia de anticuerpos IgG, IgA (anticuerpos absolutos) e IgM fue del 51,6%, 30,1% y 37,9%, respectivamente en el total de la población. No se observaron diferencias significativas en la prevalencia de ninguno de los tres isotipos entre pacientes con PCR positiva y negativa.
Sin embargo, se apreció un aumento de anticuerpos IgM e IgG en aquellos pacientes con PCR positiva e IL-6 elevada (44,4% y 58,4%), lo que significa mayor inflamación sistémica y gravedad; en comparación con los pacientes con PCR positiva e IL-6 baja (24,1% y 41,4%), que supone menor inflamación y gravedad. Asimismo, se observó un aumento de la prevalencia de anticuerpos IgM en pacientes con PCR negativa e IL-6 elevada (52,1%) respecto a pacientes con PCR positiva e IL-6 baja (24,1%).
"Cuando la persona ya formó anticuerpos no contagia. Es decir, un paciente que transitó la enfermedad va a elaborar anticuerpos contra el virus que sirven como si fueran defensas. En el modelo teórico no se volvería a infectar sino que estaría inmunizado y no correría riesgo", había adelantado a este medio Gabriela Piovano, médica infectológa del Hospital Muñiz.