Internacionales Nuevas sanciones de Trump

Estados Unidos prohibió los viajes en crucero hacia Cuba

La decisión de Donald Trump afecta a unas 800.000 reservas para viajes en crucero, todas ellas concedidas bajo "un permiso general previamente emitido por el Gobierno de Estados Unidos durante la presidencia de Barack Obama.
La prohibición de los viajes de crucero desde Estados Unidos a Cuba, que entró en vigencia ayer, es una durísima medida con la que la Casa Blanca aspira a asfixiar a amplios sectores de la emergente economía de la isla caribeña bajo el pretexto de impedir una expansión del comunismo en la región.

El impacto económico de la medida es difícil de predecir, aunque pueden sacarse las primeras conclusiones si se toma en cuenta que navieras como Carnival y Norwegian llevaron a Cuba a 340.000 estadounidenses en 2018, el doble que el año anterior, según un informe de la agencia EFE.

Estados Unidos es el segundo mercado emisor de visitantes a la isla caribeña (con un total de 639.000), solo por detrás de Canadá, según datos del Ministerio de Turismo cubano.

La decisión de Donald Trump afecta a unas 800 mil reservas para viajes en crucero, todas ellas concedidas bajo "un permiso general previamente emitido por el Gobierno de Estados Unidos (durante la presidencia de Barack Obama) que autorizaba los denominados viajes 'de pueblo a pueblo' a Cuba", según un comunicado de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA).

Bajo las nuevas regulaciones, viajar a Cuba en crucero desde Estados Unidos es "ilegal", añadió la Asociación.

Toda una industria de restaurantes, tiendas y automóviles de alquiler, entre múltiples servicios, montada frente a la terminal de cruceros y en el centro histórico de La Habana quedará en situación de emergencia a causa de esta prohibición y al ritmo de la desaparición de la política de deshielo que inició Obama para Cuba.

La industria de los cruceros se verá muy afectada por las restricciones, debido a que queda fuera un destino turístico sumamente popular en pleno arranque de la temporada de vacaciones de verano.

Las principales líneas de cruceros eliminaron de inmediato de sus itinerarios las escalas en Cuba y comenzaron a reorientar rápidamente a sus barcos hacia otros destinos, entre ellos México.

En los puertos de Florida y en los barcos en altamar, los viajeros mostraron ayer su frustración por sus planes vacacionales estropeados. En tanto en Nueva York, las acciones de las compañías de cruceros se desplomaron.

"Tenemos un barco lleno de personas decepcionadas y molestas", comentó Darcy Van Zijl de Cape Coral, Florida, y quien había planeado celebrar su cumpleaños número 45 con un crucero a La Habana.

Desde la llegada de los primeros cruceros, producto de acuerdos entre Obama y Raúl Castro, un nuevo horizonte económico se abrió para comerciantes, emprendedores o "cuentapropistas" de La Habana, ahora amenazados.

"Cuba sigue jugando un papel desestabilizador en el hemisferio occidental, dando un punto de apoyo al comunismo en la región y apuntalando a adversarios de Estados Unidos en lugares como Venezuela y Nicaragua al fomentar la inestabilidad, socavar el estado de derecho y suprimir los procesos democráticos", dijo el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, al anunciar la restricción.

"Estas acciones ayudarán a mantener los dólares alejados de las manos del Ejército y los servicios de Inteligencia y seguridad de Cuba", añadió.

El presidente cubano, Miguel Díaz Canel, dio una rápida respuesta al señalar por Twitter que "Cuba no se dejará amedrentar ni distraer con nuevas amenazas y restricciones. Trabajo, creatividad, esfuerzo y resistencia es nuestra respuesta. No han podido asfixiarnos. No podrán detenernos. Viviremos y venceremos".

El argumento estadounidense según el cual Cuba da un punto de apoyo al comunismo en la regíón fue refutado por medios como Prensa Latina, que lo considera un "pretexto para la aplicación a nivel hemisférico de la doctrina Monroe, según la cual América es para los americanos, léase para los intereses hegemónicos de Estados Unidos".

El 16 de junio de 2017, la administración Trump puso en marcha el Memorando Presidencial de Seguridad Nacional, titulado Fortalecimiento de la política de Estados Unidos hacia Cuba.

Esta decisión fue previa a la activación del Capítulo III de la ley Helms-Burton, en mayo, que autoriza la apertura de demandas en Estados Unidos a empresas de otros países que saquen beneficios de propiedades nacionalizadas tras la Revolución Cubana de 1959.

Además, unas 200 empresas cubanas están incluidas en una lista a las que se impide operar con firmas de otras naciones.

La guerra económica de Estados Unidos contra Cuba, que dura casi 60 años, causó pérdidas por valor de más de 134 mil millones de dólares a precios corrientes.
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