En ese momento se inició la evacuación de los fieles, pero como los dos oficiales de seguridad enviados a verificar las llamas no las encontraron, se pensó que era una falsa alerta y se les pidió que se quedaran. Según "Le Canard", los oficiales fueron enviados en busca de fuego a un lugar erróneo, información que niega la empresa de seguridad privada que gestiona el monumento. Sobre las 18.30 volvieron a sonar las alarmas y, en ese momento, los fieles fueron evacuados y, entre diez y veinte minutos más tarde, los agentes localizaron el fuego en la base de la aguja. A las 18.51 los dos oficiales de seguridad alertaron a los bomberos que llegaron en diez minutos, pero se encontraron con unas bocas de agua que no eran lo suficientemente potentes para sofocar un incendio que ya había cobrado dimensiones importantes.
La instalación anti-incendios, señala el semanario, estaba diseñada para apagar un fuego en su inicio, pero con los retrasos registrados en su localización ya había crecido demasiado. Solo con la llegada de refuerzos, equipados con mangueras más potentes, pudieron comenzar a luchar contra las llamas, aunque ya fue tarde para salvar la cubierta de Notre Dame.