Según informó el diario La Repubblica, la víctima conocía a ambos jóvenes de su clase de escuela nocturna. Una noche, los tres decidieron ir a tomar algo. Allí es cuando la joven cuenta que fue violada por uno de ellos, mientras el otro vigilaba que no entrada nadie.
Las pericias médicas encontraron lesiones compatibles con una relación forzada, así como altos niveles de benzodiacepinas, medicamentos psicotrópicos con efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos, amnésicos y miorrelajantes, en sangre.
La víctima, una mujer de origen peruano que tenía 22 años al momento del ataque ocurrido en 2015, recurrió a la Justicia, que en primera instancia condenó en 2016 a cinco años al violador y a tres a su cómplice.
Los sospechosos apelaron el dictamen y en segunda instancia, culminada en noviembre de 2017, el fallo fue anulado con la firma de tres magistradas mujeres. Lo más llamativo recaló en los argumentos.
Uno de ellos manifestaba que al acusado "ni siquiera le gustaba la chica, al punto de haberla agendado en el celular con el nombre de 'Vikingo', en alusión a una personalidad para nada femenina y más bien masculina".
El repudiable fallo estaba acompañado de una foto de la víctima a modo de justificación.
La Corte de Casación anuló el veredicto por considerar que está viciado de legitimidad y ordenó que se rehaga el proceso que deberá volver al Tribunal de Apelaciones.
