"Nuestro trabajo consiste en identificar las células infectadas para poder centrarnos mejor en ellas con la meta de eliminarlas del organismo", manifestó el coordinador de este estudio pionero, el español Asier Sáez-Cirión, en unas declaraciones que fueron difundidas por la radio RTL. Los investigadores pudieron identificar las características de los linfocitos T CD4, las células inmunitarias que el HIV activa y utiliza para hacer copias de sí mismo.
Esta investigación descubrió que el virus infecta en mayor medida las células con una fuerte actividad metabólica -como las CD4-, en la que el consumo de glucosa tiene un papel sumamente importante. "Entender ese mecanismo permitirá abrir una puerta para eliminar las células infectadas. El hallazgo es un primer paso prometedor, aunque todavía falta para que esta técnica se aplique en pacientes", detallaron los expertos.
Si no se invierte más en la prevención contra el HIV, se estima que unos 360 mil adolescentes morirán por el HIV en el 2030, según el informe publicado a fines de noviembre pasado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef. Estas cifras muestran que el mundo está "muy" lejos de lograr su objetivo de acabar con el SIDA entre los menores en 2030, dijo la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.
Los pronósticos muestran que menguará el número de niños y adolescentes que se infecten con el HIV y las muertes relacionadas con ese virus que causa el SIDA. Sin embargo, Unicef advierte que el avance es significativamente menor entre adolescentes, que la ONU identifica entre los 10 y los 19 años. Por ejemplo, las muertes relacionadas con el SIDA se cree que se reducirán un 57% entre los niños menores de 14 años en 2030, mientras que será de un 35% en comparación con los jóvenes de entre 15 y 19 años.