Morrison pidió también a los australianos que preparen pasteles de frutilla para ayudar a los agricultores y propuso cambiar la legislación para que los autores puedan ser castigados hasta con 15 años de prisión.
En total aparecieron una veintena de fresas que tenían una aguja dentro. Los supermercados tuvieron que retirar las frutillas de la venta y muchos productores destruyeron sus cosechas y pusieron en paro técnico a sus trabajadores.
"No estamos bromeando", dijo Morrison en un discurso en televisión. "No es aceptable", aseguró el primer ministro australiano, quien calificó al autor de "cobarde" y "gusano".
En Nueva Zelanda algunas tiendas han dejado de vender fresas australianas. La policía aseguró el martes que está buscando al autor y el miércoles podría anunciar el aumento de la recompensa a las personas den información sobre el caso.