La floración de algas nocivas ha ocasionado la muerte masiva de delfines desde julio pasado, que obligó a la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) de EE.UU. a declarar el hecho un Evento de Mortalidad Inusual (UME, en inglés) y establecer un equipo de investigación independiente. Esta toxina neurológica ataca el sistema nervioso de estos animales (y también de los seres humanos), los desorienta y los lleva incluso a la muerte.
NOAA detalló que han muerto cincuenta delfines en siete condados que se han visto afectados por la microalga tóxica.
Stephannie Kettle, portavoz de MOTE, dijo que diez delfines nariz de botella que recuperaron en su zona de influencia, los condados de Sarasota y Manatee, murieron a causa de la marea roja.
Esta mortandad de fauna marina tiene alarmada a la comunidad científica, mientras que las ahora amarillentas aguas de la costa del Golfo de México en Florida, que además emanan fétidos olores, han ahuyentado a los visitantes. Aunque no hay cifras oficiales de las pérdidas económicas, dueños de restaurantes y servicios turísticos se han quejado de que los bañistas evitan las playas para evitar problemas sanitarios, pese a que brigadas de trabajadores recogen a diario los peces muertos.
Según el senador por Florida Bill Nelson, la marea roja ha costado a las empresas en las islas turísticas de Sanibel y Captiva, en el condado Lee, más de 19 millones de dólares en pérdidas de ingresos durante este verano.
La marea roja puede producir irritaciones respiratorias o de los ojos debido a las floraciones, un fenómeno natural anual, que esta vez se ha extendido más de lo normal, desde noviembre de 2017.
El florecimiento, que según la FWC, se extiende hasta 10 millas mar adentro en algunas áreas, ha alterado el ecosistema debido a la descomposición de los peces muertos, que consume todo el oxígeno.