En un principio, el cura trata de ser amable con el bebé, quien no paraba de llorar. Pero al poco pierde la paciencia y aprieta con sus manos el rostro del nene, diciéndole que se calme.Sin embargo, esa actitud sólo asusta aún más al menor y, en lugar de tratar de tranquilizarlo, el cura decide darle una cachetazo para que se calle.
Tras esto, el papá del bebé le saca el nene de las manos al cura, no sin esfuerzo. Pero el sacerdote se niega a entregarlo. Luego, tímidamente, el religioso se muestra arrepentido.