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Francisco lamentó las "vidas jóvenes truncadas por los sicarios de la droga"

El Papa Francisco cerró su visita a Medellín, cuestionó la violencia y lanzó una advertencia a los religiosos para que no se apeguen "a intereses materiales".
El papa Francisco cerró este sábado su visita de un día a Medellín con un lamento por las "vidas jóvenes truncadas por los sicarios de la droga", y una advertencia a los religiosos para que no se apeguen "a intereses materiales", tras recordarles que "el diablo entra por el bolsillo".

"Los jóvenes son naturalmente inquietos. Inquietud tantas veces destruida por los sicarios de la droga. Medellín me trae ese recuerdo, me evoca tantas vidas jóvenes truncadas, descartadas, destruidas", planteó el Pontífice en la capital del departamento de Antioquia, convertida durante años en símbolo del tráfico de drogas por la actuación del denominado cartel de Medellín que encabezó Pablo Escobar Gaviria en los años '80 y '90.

"Los invito a pedir perdón para quienes destruyeron las ilusiones de tantos jóvenes, pedirle al señor que convierta sus corazones, a pedir que acabe esta derrota de la humanidad joven", convocó Francisco, agregando de manera improvisada un párrafo que no estaba en el discurso que trajo desde Roma.

Las autoridades colombianas estiman que 15.000 personas murieron a causa del cartel de Medellín, 5.500 sólo en su época de auge entre 1989 y 1993.

Luego de la esperada referencia a la droga, el Pontífice volvió a hablar a los fieles y religiosos colombianos pero con palabras que buscan cruzar el Océano Atlántico y llegar a una Curia romana en la que aún hay sectores contrarios a las reformas de estructura y estilo que impulsa Bergoglio.

"Las vocaciones de especial consagración mueren cuando se quieren nutrir de honores, cuando están impulsadas por la búsqueda de una tranquilidad personal y de promoción social, cuando la motivación es 'subir de categoría', apegarse a intereses materiales, que llega incluso a la torpeza del afán de lucro", les dijo a 12 mil religiosos a los que habló en el centro "La Macarena" de la capital antioqueña.

"Como he dicho ya en otras ocasiones, el diablo entra por el bolsillo. Esto no es privativo de los comienzos, todos nosotros tenemos que estar atentos porque la corrupción en los hombres y mujeres que están en la Iglesia empieza así, poco a poco, luego se enraíza en el corazón y acaba desalojando a Dios de la propia vida", les dijo Jorge Bergoglio.

"No se puede servir a Dios y al dinero, no podemos aprovecharnos de nuestra condición religiosa y de la bondad de nuestro pueblo para ser servidos y obtener beneficios materiales", agregó.

De buen humor, se permitió algunos chistes: "Guay con los religiosos o religiosas que viven con cara de estampita", para provocar las risas del auditorio.

Sin rastros de cansancio pese a la maratónica agenda que desplegó este sábado en Medellín, en medio de una gira que inició el miércoles en Bogotá y que termina mañana en Cartagena, Francisco planteó a sacerdotes, consagrados y seminaristas que "hay situaciones, estilos y opciones que muestran los signos de sequedad y de muerte".

"El veneno de la mentira, el ocultamiento, la manipulación y el abuso al Pueblo de Dios, a los frágiles y especialmente a los ancianos y niños no pueden tener cabida en nuestra comunidad; son ramas que decidieron secarse y que Dios nos manda cortar", planteó.

Tras haber visitado un centro para niños sin hogar y en situación de vulnerabilidad, el Pontífice pidió a los religiosos futuros y actuales que su estudio los "ayude a ser capaces de interpretar la realidad con los ojos de Dios, que no sea un estudio evasivo de los aconteceres de nuestro pueblo, que tampoco vaya al vaivén de modas o ideologías".
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