Institucionales

Unos 3.000 pacientes retiran por mes medicamentos de la farmacia del Centenario

La Farmacia del Hospital Centenario, es uno más de los indispensables servicios que brinda el nosocomio. El largo listado de las tareas que realiza diariamente y los retos que atraviesan en este contexto.
Adriana Díaz es Farmacéutica y Bioquímica, y trabaja hace más de 25 años en la Farmacia, servicio del cual es jefa actualmente. Junto a Marcela Correa, quien está a cargo del laboratorio y de esterilización, son las dos profesionales farmacéuticas con las que cuenta el Hospital.

“La farmacia es como el corazón del Hospital Centenario, pues casi todos los servicios de una u otra manera dependen de ella, de la provisión de medicamentos y materiales descartables”, explicó Díaz, que añadió que “es un trabajo altruista, en beneficio de la gente y en función del más necesitado”.

“Nuestro trabajo a veces lo defino como infinito, y lamentablemente somos dos farmacéuticas, no porque no haya disponibilidad por parte del Hospital sino que es muy difícil conseguir profesionales para la labor diaria”, describió.

“El personal de farmacia es maravilloso, muy trabajadores. Acá no hay pausa, trabajan sin descanso, y siempre dispuestos”, precisó, y agregó que si bien la predisposición es un gran valor, “debemos prepararlos y enseñarles, por eso mismo necesitamos al profesional, aquel realice tareas inherentes al farmacéutico, que entiende otro idioma, y que no delegamos en nadie”.

En la Farmacia del Hospital trabajan 13 personas, y complementan el servicio 2 personas en laboratorio y siete más en esterilización. Se distribuye en un depósito central, y una zona donde se atiende al público y a salas y cuenta con tres depósitos satélites más. También dependen de ella, el servicio de esterilización y el laboratorio de preparaciones y fraccionamiento de antisépticos.

Los gases medicinales, es decir la provisión de oxígeno, son parte del servicio así como la atención de diversos programas, entre ellos el de anticonceptivos, el de miastenia gravis, y se lleva adelante incluso la atención a pacientes con HIV, pacientes oncológicos y pacientes que por los costos de sus medicaciones debieron solicitar subsidios.

Por otro lado, se atiende a la obra social INCLUIR SALUD, se recibe la medicación para pacientes trasplantados del CUCAIER todos los meses, y la entrega de glucómetros y todos los insumos de los pacientes diabéticos.

Sumado a eso, “hay parte del personal que se ocupa todos los días de recorrer la sala para la entrega de suero y el oxígeno, elemento clave en el Hospital actualmente”, especificó la jefa del servicio.

Y añadió que “estamos atendiendo aproximadamente 3 mil pacientes por mes, lo que hace por lo menos 130 o 140 personas que pasan por la ventanilla con un promedio de dos renglones o dos renglones y medio por receta, lo que significa dos medicamentos diferentes, solo de ambulatorios, además de los pedidos de salas que son bastantes diariamente”.

En números más específicos, se acercan también 132 pacientes con HIV, 14 trasplantados, 45-50 oncológicos, y más de 100 con algún tratamiento especial por subsidio, de manera mensual o bimensual, y las leches maternizadas y pañales de INCLUIR SALUD o de pacientes especiales. “Agregado al trabajo del farmacéutico que es responder por el uso, la conservación e interacción de los mismos”, señaló.

También refirió que el volumen de medicamentos entregados ha aumentado de una manera exponencial con la pandemia, además del fuerte aumento de las medicaciones. “La farmacia es el servicio más caro que tiene el hospital, llevándose gran parte del porcentaje presupuestario”, sentenció.

Cabe destacar que la farmacia está informatizada con el sistema general de todo el hospital, en sus recetas y pedidos online y los horarios de atención son de lunes a viernes de 7 a 17 hs, sábados y domingos por la mañana, y la guardia pasiva disponible solo para urgencias de salas.
¿Qué cambió la pandemia?
Como a la mayoría de los servicios de los sistemas de salud, la pandemia ha producido fuertes cambios en la tarea diaria de cada uno de ellos. “Aquí se priorizaron algunos sectores como urgentes en el volumen de lo que se trabaja, además de ser los responsables como farmacia de tener los elementos de protección para el personal: los barbijos n95, los barbijos quirúrgicos, los camisolines hemorrepelentes, los camisolines descartables, las botas, las escafandras, etc., para que nadie le falte su elemento de protección a la hora de trabajar”, puntualizó Díaz.

“Además de la medicación de los respiradores, donde antes teníamos una terapia intensiva con 6 camas, hoy a eso se le suma la terapia Covid que tiene alrededor de 14 camas, por lo que se triplicó el trabajo y con ello la cantidad de medicación que entregamos”.

La encargada del servicio, precisó sobre la importancia del oxígeno: “tenemos oxígeno central para todas las salas del Centenario y la empresa proveedora no nos ha dejado faltar el mismo nunca en el tanque central, prácticamente una vez por semana o dos se realiza la recarga”. Y respecto al Bicentenario, ya que aún no está conectado el oxígeno central, se proveen tubos portátiles para clínica y cirugía.
La vocación de trabajar en el hospital público
Con más de 25 años desempeñando su profesión en el Hospital Centenario, Adriana Díaz expresó que “para mi trabajar acá es una pasión, un compromiso, una vocación. En algunos momentos el agobio de tanto trabajo y tanta presión, me han puesto a atravesar momentos difíciles”.

“No me falta demasiado para jubilarme y sin embargo no tengo ganas de hacerlo, me gusta muchísimo trabajar acá pero la realidad es que también hay momentos en que la presión es mucha”, comentó, y detalló que “lo que si venimos pidiendo hace años, son profesionales que colaboren con la tarea, que es infinita pero apasionante, es la farmacia clínica, somos mano derecha del médico, y junto con el resto de los profesionales formamos un equipo de trabajo”.

Para Adriana, la pandemia ha dejado ver de forma mucho más notoria a aquellas personas que tienen compromiso y vocación con el hospital público, que sin problemas y a toda hora están disponibles para ayudar.

“Este trabajo es la vida, pero a veces el trajín diario no nos permite poner nuestra experiencia y sabiduría en mejoras o en aquellas cuestiones que se podrían acomodar porque no hay tiempo. Lo urgente no nos deja tiempo para planificar y organizar otras cosas”, especificó.

Y realizó un llamado a la comunidad de Gualeguaychú “para que algún profesional farmacéutico se acerque al hospital público a colaborar de manera rentada, algunas horas por día y eso ayudará muchísimo”.

Asimismo, solicitó que si hay personas que tuvieran medicamentos que no utilicen en sus casas, los puede acercar a la ventanilla del Hospital o al centro de salud más cercano pero que no los dejen vencer, así como tampoco deberán congelar medicamentos, ya que según explicó un medicamento congelado, que va en cadena de frío, no sirve.
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