
“Hoy por suerte hay una camada de cocineros con otra cabeza. Históricamente tuvo un funcionamiento casi militar. Seria, derecha, horas paradas. Es normal que te insulten y te griten”, apunto.
“He tenido varios jefes complicados. Y más, por ser mujer. Es normal que te pasen cosas que no querés que te sucedan... Es horrible tener que decirlo, pero hay un código interno y sucede. Una nunca avala desde la conciencia, sino desde el miedo, la inseguridad... que está recién empezando”, confesó y siguió: “La cocina es un lugar machista. Está dominado por los hombres. Hay entrevistas de trabajo en las que si no está buena ‘que ni pase’”.

Luego, cuando Rodrigo Lussich le preguntó si le sorprendía que le dijeran a Germán Martitegui que es un maltratador ella contestó con un rotundo “No”. “Entiendo el rol, es un formato que pide un malo y que a un malo hay que jugarlo. Pero hay límites en el respeto y hostigamiento al otro. A mí no me gusta”, aseguró Chantal. “A veces las líneas se van corriendo. Hay cosas que no me parecen divertidas”, dijo.