Espectáculos En pandemia

"Anoche tuve un sueño", la nueva creación de Ricardo Leguízamo

Como ya nos tiene acostumbrados, Ricardo Leguízamo, hizo una nueva creación que refleja la realidad que vivimos por la pandemia del coronavirus. "Anoche tuve un sueño", habla sobre el reencuentro con su publicó en un show burbuja.
"Anoche tuve un sueño", se llama la última creación del actor y humorista paranaense que habla sobre la pandemia del coronavirus, los protocolos y las nuevas restricciones.

El escrito trata sobre un sueño que tuvo el artista en donde se reencontraba con su publico "en un show burbuja", respetaban los protocolos y el horario de circulación habilitado en la capital entrerriana.

Soñé que organizábamos un espectáculo burbuja.?

Discutíamos dónde hacerlo. Adrián dijo: "tenemos que hacerlo en Santa Fe, en Paraná no funciona nada". Yo le dije enfáticamente: "¡empieza en Paraná y sigue en Santa Fe!". Miguel dijo: "tenemos que hacerlo en algún Campo de Polo, puede ser el de Polo Senger o el de Waterpolo". Yo le dije, siguiendo su idea: "no importa el polo, lo importante es que no sean iguales porque se repelen".
Anoche tuve un sueño, me reencontraba con mi público en un show burbuja. El espectáculo comenzaba a la una de la mañana y terminaba a la seis, cosa de sacarnos las ganas, respetar el protocolo y que nadie ande por la calle de madrugada.
Cristina dijo: "¡listo, ya sé dónde hacerlo!". "Encontré un lugar maravilloso, un lugar donde la gente puede estar en equilibrio con el medio ambiente y sentirse libre como Luis Mario Vitette (el ladrón del siglo). Lo hacemos en lo del Cholo, en Loma Linda, al aire libre, una noche estrellada".
El sueño parecía una película ininterrumpida.
En la entrada, acomodadoras con barbijo y bien sanitizadas recibían al público tomándole la temperatura y rociándolo con alcohol diluido 70/30, gentileza de Aromas Essenza.
Cada espectador estaba ubicado respetando la distancia social y al costado de su butaca, había una palangana con agua y un jabón líquido a su lado. Cada hora, se paraba el espectáculo y la gente se lavaba las manos cantando el feliz cumpleaños por sugerencia de la conductora del evento, nada menos que Paola Ponroy. Si había alguien que justamente cumplía años ese día, recibía un regalo.
Desde el escenario despegaba el drone del Galgo con una caja sorpresa y llegaba hasta la butaca del homenajeado/da y sin tocar el piso, se lo entregaba cuidando los protocolos y la distancia social.
Cada dos temas musicales, la conductora sorteaba distintos regalos, comenzó con dos botellas de Champaña 2020 LPQTP gentileza de Autoservicio Marchetta; un turno en habitación vip del Motel Tijuana, día lunes 14:30 hs. con aire acondicionado; un camisón de seda de Patuca y un calzoncillo bóxer blanco con besos rojos para ir al Tijuana. Y terminó la primera tanda de sorteos con 6 barbijos únicos pintados por el artista plástico Gito Petersen con una leyenda sutil pero no menos esclarecedora: ¡Cuidate pelotudo!
El espectáculo comenzó a las 1:10 minutos, se encendieron las luces y el seguidor enfocó un piano de cola blanco que nunca vi en Paraná.
Todo era blanco y negro, marcando el paso del tiempo. Entró alguien de elegante smoking negro y barbijo blanco y se sentó en la butaca del piano. La gente no podía saber que era el Maestro Carlos Aguirre, que usaba smoking por primera vez, a pedido mío.
Era una noche de gala, estábamos volviendo.
A Carlos se lo veía nervioso, no por lo que iba a interpretar sino por el smoking.
En los primeros acordes se insinuó que estaba tocando algo único, hizo una introducción de dos minutos y se paralizó hasta el viento, solo se escuchó a mi amigo Toto Muzzio que sentado en la primera fila susurró... "¡Qué hdp!". De la nada comenzó a escucharse la inigualable voz de Flopa Suksdorf acompañada por Aguirre, cantando en inglés Somewhere Over The Rainbow. No habían pasado 5 minutos y vi gente en la platea secándose las lágrimas.
Un año, es mucho tiempo para los artistas y también para aquellos que disfrutan de esos espectáculos.
En la pantalla gigante aparecía la traducción de tema con increíbles fotos de Paraná sacadas por Gastón Rouge. En un momento pudo leerse:
"En algún lugar por encima del arco iris, vuelan los azulillos (clase de pájaro) y los sueños sobre los que soñaste se hacen realidad".
El público aplaude de pie el primer tema y la conductora aclara que este espectáculo recién comienza y sin dudas pasará por todos los climas.
Paola continúa sorteando como si fuera Suiza: dos kilos de helado de Cremolatti de 25 Mayo; un toallero eléctrico de Cerámicos Pellegrini; una manguera de Bulonera del Litoral, un tranquilizante natural para pasar la pandemia, gentileza de Farmacia Moyano. Y esto no es todo amigos.
La increíble artista Luciana Tourne interrumpe la escena y le dice a la conductora: "vos nenita andá a descansar, porque vas a estar acá hasta media mañana".
Luciana comienza un monólogo desopilante de cómo sobrevivir a la cuarentena eterna y termina cantando el tango LEGUISAMO SOLO a dúo con el mismísimo Gardel en pantalla gigante. El público vuelve a pararse como si fuera el final del espectáculo y recién llevábamos 15 minutos.
Ahora sí, me tocaba salir a escena. Se escuchan los últimos acordes de LEGUISAMO SOLO (lo que sentí todo este tiempo). Manacha me pone dos hisopos en la nariz, la máscara, me acomoda el inalámbrico y me dice: "te están esperando, el teatro no ha muerto, ¡mierdaaaaa!".
Entro muy nervioso, hace mucho que no subo a un escenario, es como si fuera la primera vez y solo atiné a decir: "¡estamos aplanando la curva!". La gente estalla en una carcajada, demostrándome una vez más que nos reímos por instinto de conservación.
Detrás de mí pasa una enfermera con un cartel que dice: SI SALVAS UNA VIDA SOS UN HEROE, SI SALVAS MUCHAS VIDAS SOS ENFERMERA. ¡RECONOCIMIENTO SALARIAL YA!
La gente vuelve a pararse y a aplaudir de pie, el aplauso es casi interminable, hasta que suena la radio despertador y escucho la voz de Ginés González García diciendo: "la segunda ola viene más rápido de lo que creíamos".
Me dijeron que entre dormido dije: "los extrañé mucho".
Ese mismo día me encontré en Santa Fe con un reconocido productor de espectáculos, me dijo que no valía la pena arriesgar, que no son tiempos de hacer nada, que cualquier producción se la llevan los impuestos y con un 30 % de público como exige el protocolo, no salvamos ni los gastos.
Me miró fijo y me preguntó: "¿vos qué opinás?"
Suspiré y con la cabeza baja le dije: "ya no se trata del hecho económico, se trata de salvar el hecho teatral, de seguir vivos, de emocionarse hasta las lágrimas, de reír a carcajadas, de defender uno de los últimos actos sagrados donde podemos encontrarnos cara a cara, se trata de no parecernos a las bestias y generar sentimientos, pero te entiendo, no son épocas de utopías".
No puedo asegurar que la gente venga, pero los que llevamos esto en el alma, por las noches soñamos con algún escenario donde no existen protocolos, impuestos ridículos ni acomodados, un escenario donde la magia del teatro nos lleva a un lugar más digno de donde estamos.
Ricardo.
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