"Con el Polaco somos así. Me hace regalos, vamos a comer, nos divertimos. . . pero somos amigos. Nos une una amistad hermosa. No soy de las que apuestan a una amistad con derechos, porque estoy en un momento de mi vida en el que si estoy con alguien quiero que sea bien, no a medias", dice ella.
De todos modos, mientras el cantante estira el trámite, la bailarina empieza a mirar para otro lado. En julio de este año, el actor Rodrigo Noya se separó de la madre de su hijo y los cañones apuntaron a Silenzi como la tercera en discordia. Ellos se conocieron mientras hacían la obra Hansel y Gretel, y allí habría surgido el chispazo. Si bien ellos lo niegan, Sofía Sorrenti, ex de Noya, les cuenta a sus amigas que se separaron por culpa de Barby. "Veníamos mal, pero la relación que tiene él con ella fue demasiado. Vi la foto que se sacaron juntos, y la verdad que si son amigos, yo no recibo a mis amigos vestida así", contó Sofía.
Conflicto
Su gran amor fue Francisco Delgado. De esa relación nació Elena. Los cortocircuitos entre ellos no se disipan y siguen latentes. La crianza de la nena parece un punto en el que no se ponen de acuerdo. Ella le reclama que la ve poco y que el dinero que le pasa por mes no le alcanza. Del otro lado, Francisco le contestó, y el tema terminó con una demanda cruzada que parece ir para largo. "El se va a ir a vivir a México y no me pidió un régimen de visitas por Elena. Aparte, el dinero que me pasa no es por acuerdo judicial tampoco. En fin, tenemos muchas cosas que solucionar. Para arreglar todo eso acudí a la Justicia y el trámite ya está encaminado. La verdad es que todo lo que hago es para preservar a mi hija y ordenar su vida. Ella tiene que saber qué días está conmigo, qué días está con el papá, no puede ser que cambie según si el padre puede o no".
. Lejos de los conflictos mediáticos, de los romances sin resolver, y de la discordia que mantiene con Delgado, Silenzi pone los pies sobre la tierra cuando habla de su hija. "Ella me cambió la vida y es mi gran amor. Muchas veces estoy cansada después de una jornada larga, y una sonrisa de ella me alcanza para darme fuerzas". Más allá de tener una mujer que la ayuda, la morocha suele manejarse sola con la nena. Incluso, cuando puede la lleva a sus lugares de trabajo. "El día a día es complicado, porque salgo de mi casa re cargada. La cartera, un bolsito, la mochila? esperar que el micro pase? pero el oficio de mamá me encanta, no lo cambio por nada".