Espectáculos "Me veo como papá"

Matías Bertolotti y las claves para salir del clóset: "Hasta los 21 tuve novia"

El meteorólogo está sorprendido por la repercusión de su compromiso con Gabriel Kordich. Habló de su sexualidad, los sentimientos encontrados con la Iglesia y las claves para salir del clóset sin traumas. Sus planes de paternidad.
El meteorólogo Matías Bertolotti no puede creer la repercusión que tuvo el anuncio de su boda con Gabriel Kordich, su novio desde hace cinco años. Recibió decenas de mensajes de felicitaciones, buenos augurios. También, muchos de los que lo ven en la pantalla cada día se enteraron de una novedad que para él no tiene nada de novedosa: es gay y vive su sexualidad sin problemas desde los 21 años.

"No me lo imaginaba", "¿Cómo puede ser, si es muy masculino?", son algunos de los mensajes que recibió Matías en sus redes sociales después de la noticia. Lejos de ofenderse, el meteorólogo tiene una visión muy pacífica sobre la aceptación y comprende que para algunos adultos mayores, la idea de dos maridos sea cosa e mandinga: "Tuvieron una educación diferente, ni buena ni mala". Su familia, en cambio, lo apoyó desde el día uno, y fue él mismo quien primero tuvo que batallar contra demonios internos.

"A los 12 años yo pensaba que lo que me pasaba estaba mal, que no podía sentir esas cosas (por los hombres). A los 18 y hasta los 21 tuve novia y no me era fácil. Había que "actuar". Por eso es más cómodo ser heterosexual, no hay que explicar nada, no hay que impostar", reflexionó, en diálogo con TN Show. "Nunca me hice ningún problema cuando hay alguien que piensa diferente y tampoco quiero que nadie cambie su parecer. Todos somos libres de opinar y pensar, con respeto, sin agresiones ni insultos", continuó.
Su papá, que murió en mayo después de largos meses de progresivo deterioro, fue su gran pilar. Incluso, recuerda, que la última vez que lo vio, le preguntó primero por su novio, Gabo. Suegro y yerno tenían una gran relación. "Mi viejo, cuando salí del clóset, me dijo: 'Mientras vos seas feliz, yo soy feliz', y nunca me dejó de ayudar en nada, lo mismo que mi mamá y mis hermanos", admitió.

"Si a una familia le cuesta, no conviene ir al choque, sino hacer un trabajo fino, dejar que el tiempo pase, mostrar que las cosas son diferentes y por ahí se produce la aceptación o al menos una convivencia tranquila", aconsejó Matías, que vio en su historia una gran oportunidad para inspirar a otros jóvenes gay a vivir en plenitud.

Matías sabe que es no fácil, que suelen ser tiempos de tormentos, cuestionamientos, miedos. "Lo primero que hay que hacer es pensar en uno mismo, ser egoísta. Es algo que te afecta, te carcome la cabeza, te duele no sentirte acompañado, pero nunca hay que tratar de cambiar el pensamiento de la otra persona. Si te quedás encerrado en esa situación, no progresás, tal vez dejás el estudio, dejás tu casa antes de tiempo. Hay que respirar, concentrarse en amigos y amigas, que son cruciales en esos momentos, y pensar en uno y en su proyecto", completó.

Por último, se refirió a la evolución de la aceptación de personas gay en la sociedad, algo que, dice, antes venía de la mano de la religión. Él es católico, tomó la Primera Comunión y cree en Dios. Y no ve ninguna contradicción en eso. "Se puede ser católico y tener una orientación sexual diferente. Más allá de que el mensaje de la Iglesia sea crítico y duro. Yo voy a la Iglesia, rezo y creo en Dios. No voy a misa porque no comparto lo que se dice. Pero cuando Jesús extendía la mano a las personas, era a todos, incluso a los gays", apuntó.

Después de la euforia de la boda, la luna de miel y el regreso a puro chisme sobre la fiesta, Matías y Gabriel podrían emprender juntos otro camino trascendental: El de la paternidad. "Ambos tenemos sobrinos y nos encantan los chicos. Es algo para pensar a futuro, pero sí, me veo como papá", cerró.
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