Ana María nació en Rosario y la danza siempre fue su gran pasión, por eso desde niña estudió danzas clásicas y españolas. Incluso, a los 15 años ganó una beca para bailar en el Teatro Colón. "Imaginate que en el ´55 menos que "bataclana" no le dijeron en su casa. Entonces dejó de bailar", cuenta Maju en una entrevista con el sitio Teleshow. A los 40 años se animó a retomar la práctica de la danza. Aunque no por mucho tiempo: su marido -que falleció hace algunos años- era enfermo psiquiátrico y decidió mantenerse cerca de él para hacerle compañía y ayudarlo en sus necesidades: "Requería de mucho cuidado, atención, tratamientos y medicación. Entre el negocio que tenía en Paraná y acompañar a papá con tantas internaciones"
Sin embargo, ahora dos veces por semana, la madre de la conductora viaja desde su casa en Paraná hasta Santa Fe para tomar clases de flamenco: "Es admirable que mi vieja le ponga tantas pilas. Al principio le daba un poco de vergüenza porque sus compañeras son mucho más jóvenes. Pero con mi hermana le dijimos: '¡Dale! ¿Qué te importa?' Al final terminó siendo de las mejores de la clase y lo toma como algo natural, porque su vida es la danza".
Hace unos días se llevó a cabo la muestra de fin de año del curso de flamenco en Santa Fe, y Ana María deslumbró a todos los presentes -entre los que se encontraba, por supuesto, toda su familia- con su destreza sobre el escenario. "No es porque sea mi vieja, pero la ves bailando y no sabés qué edad tiene. Encima es alta, flaca. Lo hace con una naturalidad y una pasión que me resulta admirable", confesó, emocionada, Maju.
Ella tiene un vínculo muy cercano con su madre a pesar de la distancia y se comunican todos los días: "Cuando uno realmente ama hacer algo y tiene una pasión y una vocación, la edad es lo de menos. Tiene que ver con una actitud, y ella tiene mucha actitud ante la vida".