El primero en hacerlo fue Stefan Tetenbaum, quien trabajó allí como valet durante dos años a fines de los 70 y presenció una de las épocas más desaforadas de la mansión, cuando se hacían las Pig Nights (noches puercas), que reunían conejitas, actores porno y celebrities.
"Hefner contrataba a famosos actores porno, como John Holmes, con penes gigantes, para que tuvieran sexo con las distintas chicas que él traía", contó Tetenbaum, quien actualmente es escultor, a The New York Post. Al creador de Playboy lo describió como un hombre frío, irritable, hipocondríaco, preocupado al máximo por la higiene y más interesado en mirar que en participar. Según su exempleado, se limitaba a observar lo que sucedía a su alrededor, pero no solía tener sexo durante esas fiestas.
Tetenbaum también se refirió a las drogas que circulaban por esos años y eran el combustible de esas orgías. Sobre todo, cocaína, aunque Hefner era más afecto a la marihuana que alternaba con los caramelos de regaliz, las Pepsis bien heladas y los confites de chocolate M&M.
Además, tenía dos costumbres: pedirle a su valet que vigilara que los juguetes sexuales fueran debidamente limpiados y esterilizados luego de ser usados y filmar todo lo que ocurría en esas noches de descontrol. Las cintas iban a parar a una videoteca que tenía en su cuarto.
"Si probaba una gaseosa y no estaba lo suficientemente fría, era capaz de arrojarla por el aire. Creo que nunca supo mi nombre, simplemente me llamaba valet", agregó Tetenbaum. Hefner tenía la costumbre de catalogar a las conejitas en A, B y C y les exigía a la mayoría que se colocaran implantes.
El exbasquetbolista Magic Johnson, estrella de Los Ángeles Lakers, asistió a varias de estas fiestas en los ochentas. Según contó había hasta 100 mujeres para hombres. "Ser invitado a la Mansión Playboy se convirtió en una especie de ritual para reconocer que te habías hecho famoso en Hollywood".