Sin shock de emisión ni suba del gasto público, el atajo será reorientar los 1,2 billones de pesos que actualmente están previstos para cancelar vencimientos en 2020. Esa será la principal caja para financiar a empresas y familias, mejorar los ingresos populares y "empezar a encender la economía", publica el diario Página 12. El ministro remarcó que la renegociación de la deuda es fundamental para darle consistencia a un plan económico integral.
Buena parte del margen de maniobra del año que viene surgirá de lo que se logre en esa mesa con los tenedores de bonos. El proyecto de Presupuesto para 2020 que había presentado el gobierno anterior destinaba el 19,3 por ciento de las partidas a los pagos de deuda pública. Guzmán pretende no gastar nada de eso el año que viene y repetir el escenario en 2021. Esa fuente de financiamiento indirecta pactada con los bonistas sería la más importante en el arranque del programa económico.
Quedan otras dos que el ministro no mencionó, pero que también aparecen en el radar. La primera es incrementar la recaudación fiscal con nuevas cargas de retenciones a las exportaciones, tanto del complejo agropecuario como de la minería, bajando las de la industria.
También se analiza aumentar los ingresos por Bienes Personales, gravar las ganancias extraordinarias de los bancos y a quienes blanqueron y dejaron el dinero fuera del país.
Finalmente, la última es una reasignación de partidas con una orientación pogresiva del gasto público.