Economía El Ventilador

¿Puede producirse a gran escala y sin agroquímicos?

El glifosato, ese herbicida de amplio espectro que se utiliza para eliminar las hierbas perjudiciales para algunas plantaciones, volvió a quedar en la centro de la polémica en los últimos días. El tema abordado en El Ventilador.
Fue a raíz de un fallo de un tribunal de San Francisco en EEUU que estableció que el polémico Roundup ( se pronuncia Rondap), el producto derivado del glifosato, fue un factor determinante en la aparición de cáncer en un hombre de 70 años llamado Edwin Hardeman residente en el condado de Sonoma.
Es éste el segundo golpe judicial concreto que recibe el gigante agroquímico propiedad de la alemana Bayer, luego de que el año pasado en un fallo histórico, la firma fuera condenada a pagar 289 millones de dólares a un jardinero, también enfermo de cáncer.

Por qué debería importar al resto del mundo lo que pasa con Roundup y Monsanto? Porque el herbicida en cuestión junto a la soja transgénica es una pieza clave del modelo productivo de la Argentina.
Pero para hablar de la soja de Monsanto tenemos que remitirnos a 1996 cuando la semilla prendió en la tierra por primera vez y desde ese momento no paró de extenderse por todo el mundo, impulsada por lo que la hace única, haber sido genéticamente modificada para resistir el herbicida Roundup.

Juntos, soja más herbicida permitieron llevar la producción mundial de alimentos a gran escala y no sólo de esta semilla sino también de distintas variedades de maíz, algodón y alfalfa.

¿Cómo leen el Gobierno de Mauricio Macri, Agroindustria y Senasa los fallos de EEUU que cuestionan severamente la seguridad de estos productos para la salud humana?

¿Son el glifosato y otros herbicidas reevaluados periódicamente por las comunidades científicas?

¿Es posible repensar la práctica de las pulverizaciones y buscar alternativas viables de producción masiva?

¿Puede producirse a gran escala y sin agroquímicos?

Mientras Monsanto debe dar explicaciones ante la justicia estadounidense por enfermedades presumiblemente causadas por glifosato, en Entre Ríos la batalla judicial respecto a los agroquímicos se centra principalmente en las distancias de fumigación con estos productos en los sectores donde hay escuelas.

Todo se remonta a octubre pasado, cuando el juez Oscar Benedetto, a raíz de una presentación de AGMER, prohibió "las aplicaciones por vía terrestre en un radio de 1.000 metros de todas las escuelas rurales de la Provincia y de 3000 metros en el caso de las fumigaciones áreas".

Fue el gobierno provincial, a través de la Fiscalía de Estado quien apeló el fallo de Benedetto. Como argumento fundamental sostuvo que "era inapropiado y lesivo ya que, como consecuencia de esa decisión cerca de 300 mil hectáreas quedarían improductivas, Finalmente, la administración provincial resolvió emitir un decreto con nuevas pautas.
El texto en cuestión bajó de 1000 a 100 metros las distancias para las fumigaciones terrestres y de 3000 a 500 las aéreas, Además, establece que las aplicaciones deberán ser informadas 48 horas antes de su realización, y como incorporación novedosa, que estas prácticas sólo podrán llevarse adelante fuera del horario escolar o en días no lectivos.

Pero la disputa no terminó ahí: hoy la fumigación con agroquímicos cerca de establecimientos educativos rurales en Entre Ríos sigue en tela de juicio ya que un nuevo amparo ambiental presentado por el Foro Ecologista en las últimas semanas volvió a engrosar el expediente y le puso un freno a un tema que se quiso presentar como concluido.

Por su parte, los productores, a través de la Bolsa de Cereales y la Sociedad rural, realizaron una presentación solicitando a la Justicia que revea los alcances del fallo inicial.

¿De qué forma se deben regular las fumigaciones con agroquímicos?;¿Quién controla que se cumplan las condiciones agronómicas y meteorológicas ante cada aplicación? ¿Son frecuentes o excepcionales las denominadas "buenas prácticas agrícolas"? ¿Alcanzan estas prácticas para controlar los efectos no deseados en la salud de las personas?
¿Cómo se empieza a trabajar la transición de un modelo a otro?
La degradación de los suelos, el uso indiscriminado de agroquímicos, la pérdida de diversidad y la contaminación, son algunos de los problemas ambientales y sociales que viene provocando la agricultura moderna.

En ese marco, cada vez toma más fuerza la agroecología como estandarte del paradigma de la producción sustentable, es decir que pueda sostenerse en el tiempo.

Poner en práctica esta forma nueva de producir tan emparentada con la denominada soberanía alimentaria, implicará modificar prácticas muy arraigadas en vastos sectores productivos del país.

Pasos en este sentido se vienen dando, como por ejemplo la ordenanza que sancionó Paraná en mayo del año pasado para fomentar la agricultura urbana y reconvertir a los productores locales a partir de prácticas saludables, o la media sanción del Senado entrerriano a un proyecto para incentivar y desarrollar sistemas de Producción Agroecológica regulándola y promoviéndola, también como un camino para potenciar la adaptación de las comunidades a estas nuevas formas de trabajar la tierra, algo que consecuentemente traerá consigo nuevos alimentos, otras formas de comercializar y precios más justos y accesibles...pero ¿ están dadas las condiciones para pensar en otro modelo de producción masivo?
"Cuando se habla de cuidar los recursos lo primero que hay que mirar es el suelo"
Pablo Gualperín, Ingeniero Agrónomo, Profesor de la Facultad de Agronomía e integrante de Apresid, manifestó que "Argentina lidera el modelo productivo de la siembra directa. Gracias a eso Naciones Unidas nos ha dado un premio mundial a la conservación del recurso suelo. Es el recurso que nos da de vivir a todos los habitantes del planeta. Si no lo cuidamos vamos a estar en problemas serios. Cuando se habla de cuidar los recursos lo primero que hay que mirar es el suelo. La siembra directa apunta a cuidarlo".

"La siembra directa nació con algunos investigadores en EE.UU y Argentina lo adaptó a nuestras condiciones. Un grupo de productores pioneros, que son los que hoy hicieron nacer esta Asociación de Productores de Siembra Directa de Apresid, la adaptó en nuestras condiciones de producción. La base es derribar el paradigma de que es indispensable mover el suelo, que las plantas no necesitan que el suelo esté mullido para desarrollarse. Las semillas pueden nacer perfectamente en el suelo tal cual está y lo protegemos de la erosión", comentó.

Asimismo, dijo que "los inmigrantes venían de Europa con el arado de mancera pensando que esa era la manera que tenían de producir, que era la única. Por suerte cambió ese paradigma".

Explicó también que "la soja es un alimento proteico semejante a la carne, pero es de muy bajo consumo directo humano. Se extrae aceite y harina, que son la principal fuente de alimentación de los pollos y los cerdos en todo el mundo, que después consumimos".

"Hay países donde la soja transgénica está prohibida porque el parlamento, grupos de interés y demás deciden que no tienen las condiciones necesarias que generan. Como en Europa tienen el poder económico para pagar alimentos diferenciados lo pueden hacer. Lo que nos llama la atención es qué pasa con los continentes en donde no se tiene el poder adquisitivo para pagar hasta un 100% más caro un producto libre de agroquímicos o certificado", consideró.

"En Entre Ríos hay 22 mil productores, de los cuales el 75 por ciento son empresas familiares donde trabaja el padre con el hijo, con el hermano, el tio y los sobrinos. No hay una concentración", agregó.

"La discusión de un agroquímico de una compañía es bastante irracional desde la ciencia agronómica. Somos agroecologistas desde siempre. Estamos en un proceso de mejora continua. La agronomía de hoy es sustancialmente mejor que la que se practicaba 100 años atrás", dijo.

Además, comentó que "supongamos que fuera factible reducir la productividad y proporcionalmente reducir el uso de los agroinsumos. La Argentina produce alimentos para 40 millones de habitantes, el 50% se exporta. Si paso a producir para 400 milllones de habitantes, hay 200 millones de habitantes en el planeta que se quedan sin alimentos y van a tener que salir a pagar más caro por esos alimentos".

"Hoy hay un control social que está activo. Cualquier persona que ve transitar una máquina hace la denuncia inmediatamente. Siempre hay alguien que se asusta y denuncia. Llega la Policía, pide información y si está todo en orden los deja seguir", resaltó.

Sobre los alimentos "envenenados" que consume la sociedad, dijo: "en los últimos 30 años la población tiene una expectativa de vida mayor en 12 años. Estamos casi medio año por año aumentando la expectativa de vida. Tan mal las cosas no se están haciendo".
"Tiene que haber un equilibrio entre lo económico, lo ambiental y lo social"
Jorge Gvozdenovich, Ingeniero Agrónomo del INTA, dijo que "Entre Ríos tiene una particularidad: los paisajes que vemos no son al azar. Nuestros suelos son con pendientes y tienen un alto porcentaje de arcilla. Son muy pobres en fósforo. Si hago un cultivo, el que sea, y no le pongo algún nutriente, además de estar empeorándolo lo dejo muy degradado. A eso hay que tenerlo en cuenta si voy a hacer un cultivo orgánico o alguna agricultura agroecológica".

"Los productores que estamos formando son para hacer producciones sustentables. Esto tiene que tener un equilibrio entre lo económico, lo ambiental y lo social, sin contaminación. La agroecología pensada como está y desde sus orígenes dice que tiene bajo uso de agroquímicos Estamos en un proceso de transición. Tanto la facultad como el INTA tienen ensayos a campo de estudios agroecológicos, donde hay un lote en el que se hace agroecología. Se mide el impacto social y el ambiental, pero no la parte económica. Ahora también estamos trabajando con pequeños productores que hacían agricultura tradicional. Debido a la urbanización que estamos teniendo en Entre Ríos, tuvieron que emigrar a un sistema distinto. Por eso proponemos este cambio y un bajo uso de agroquímicos", resaltó.

Asimismo, se preguntó: "hay algún estudio en Entre Ríos que avale las distancias de fuminación?". En ese sentido, manifestó que "en otros lugares del país sí hay. Deben ser datos concretos validados a campo".
"Todos tenemos agroquímicos en la sangre"
Juan Manuel Ríos, de La Tribu del Salto, Promotor de la Alimentación Orgánica, miembro de la Asamblea Paraná sin Agrotóxicos, opinó que "estamos acostumbrados a seguir con una lógica y nos cuesta pensar en otras lógicas u otras maneras de hacer las cosas. Creo que una batalla entre modos de producir no va a generar ninguna solución. Todos tenemos agroquímicos en la sangre. Hay gente que manifiesta alergias, a otros les aparece algo después. En Europa se está mostrando cómo el mapa de la producción es igual al mapa de apariciones de cáncer. Es algo que tiene que ver con las multinacionales y un negocio con nuestra salud".

"Por falta de información estamos siendo todos esclavos de un sistema económico que aporta a la economía de los grandes. Los sistemas alternativos son para que la riqueza no esté en manos de poquitos. Quizás si habría más lugares donde podríamos tener alimentos agroecológicos y todas las personas que están en contra de los agrotóxicos produjeran una semana alimentos sin químicos, cambiarían totalmente el discurso porque tendrían limpia su cabeza, su cuerpo", agregó.
"Cuando se comen alimentos con veneno uno no se alimenta, se envenena"
Daniel Verzeñassi, integrante del Foro Ecologísta de Paraná, resaltó que "desde el año 2015 el glifosato fue reclasificado en el mundo a categoría `probable cancerígeno´. SENASA lo mantiene en esa categoría anterior a la reclasificación, por eso hay que empezar a desconfiar de ese organismo".

"Este año se prohibió el carbofurán por la muerte de cóndores, pero antes ya había muerto un niño por consumir naranja en Corrientes. Muchos aplicaron esto creyendo que estaba todo bien. Cuando se comen alimentos con veneno entonces no son alimentos. No se está alimentando, se está envenenando", dijo.
"Hay que abrir los ojos, mirar un poco más porque los organismos no están controlando"
Cina Citera, Ingeniera Agrónoma, indicó que "las buenas prácticas están aplicando producto y, por lo general, las pruebas que se hacen no son las reales en el campo. Lo veo en mi casa cuando pulverizan al lado, le hacen daño a mis frutales, a mis gallinas. Yo he tenido que irme de mi casa después de una pulverización porque se me infla la lengua y me produce malestar, es un principio de intoxicación".

Explicó que "la agroecología es un sistema de producción que tiene tres patas fundamentales: lo ecológico, lo económico y lo ambiental. Tenemos estudios de límites planetarios que están total y absolutamente transgredidos por el nitrógeno y el fósforo, y forman parte de nuestro actual sistema de producción. Es algo gravísimo".

"En la biodiversidad también está excedido nuestro límite planetario y eso se debe a nuestras prácticas culturales agronómicas y a los modos de producir. Se desmonta y queda un montón de flora y fauna. Tenemos que conservar el suelo porque lo estamos degradando y matando en toda su biología. Ese suelo vivo es el que sustenta las plantas", manifestó.

Además, dijo que "el caso de La Aurora, un campo donde no se aplican agroquímicos, fue seleccionado por la FAO como modelo productivo mundial. Hace 25 años que no aplican ni una gota de nada. Son 600 hectáreas trabajadas por una familia que hace agricultura y ganadería".

"Hablamos de que aplicamos productos de síntesis química pero no decimos de ningún modo que hacer agroecología es hacer un cultivo abandónico. La agricultura orgánica se fertiliza", resaltó.

"La Auditoría General de la Nación hizo un informe en el que explica que el SENASA, después de 20 años de aplicación, no había realizado los estudios y seguimiento de los suelos frente a la aplicación masiva de agroquímicos. También había una disposición que indicaba que el nivel del glifosato debía pasar de verde a amarillo y tampoco se hizo. Hay que abrir los ojos, mirar un poco más porque los organismos no están controlando", manifestó.

Y finalizó: "Argentina está reconocida como exportadora. Ese tipo de producción no tiene esa mirada integral de la tierra, que es un organismo vivo. Todo nuestro planeta tiene serios y graves problemas. Tenemos que reconvertirlo".
"La historia de la Argentina es cambiar las cosas sin cumplir lo que ya tenemos"
Carlos Toledo, ingeniero agrónomo, profesor de la Facultad de Ciencias Agropecuarias. "La siembra directa es un sistema que se ha incorporado hace varios años. Hay una altísima proporción de la agricultura extensiva que se hace en la provincia y en el país, que está bajo la modalidad de siembra directa. Tenemos un paisaje muy ondulado, en la provincia; cuando llueve como este año, con precipitaciones muy copiosas, las pérdidas de suelo son muy importantes. Las técnicas de conservación de suelo y la siembra directa, ayudan a disminuir esas pérdidas, que si no irían a los arroyos y estaría en el Delta, llevándose la mejor tierra fértil".

"Cuando existen prohibiciones, empieza a aparecer el comercio ilegal, otro tipo de artilugios que no creo que favorezcan a clarificar nada de esto. Cuando salió el fallo había muchas hectáreas de productores que estaban implantadas, de golpe había productores, muchos de ellos que son los que abastecen, que están atendiendo económicamente a las escuelas rurales, y se vieron perjudicados por ponerles este límite", detalló.

En el mismo sentido clarificó: "Hay muchas escuelas rurales que están dentro de campos de productores. En uno de los extremos se hizo la escuela. Hay muchos productores que apadrinan económicamente, que acompañan las actividades que desarrollan".

Respecto de las aplicaciones de agroquímicos, que es el nudo de la temática, afirmó: "Tenemos una ley de agroquímicos de 1980, es tal vez la primera ley de agroquímicos que hubo en el país. La mayoría de las provincias que hoy tiene legislación usaron de base la legislación que tenemos en Entre Ríos. Nosotros sin cumplir la ley actual, y sin conocerla, se han incorporado tres o cuatro proyectos de ley para tratar de cambiarla. Es la historia de la Argentina, cambiamos las cosas sin cumplir lo que ya tenemos".

"Porque no hablamos de producción sustentable, y en ese camino estamos todos de acuerdo. El tema es que hay una propuesta que es la que propone la producción agroecológica y otra que es producir con las herramientas que están a disposición, utilizándolas adecuadamente y cumpliendo todas las normas. Si pudiéramos sentarnos a conversar, y poder ver que pueden coexistir los dos sistemas, obviamente que las grandes corporaciones están presentes, pero también está presente el productor que se levanta a las 5 y que se acuesta a las 22, que vive en el campo, que trabaja y que tiene empleados a los que todos los meses les paga el sueldo", manifestó.
"Tenemos huertas, animales domésticos, frutales y alrededor de todo eso se hacen aplicaciones"
Claudio Álvarez Maldonado, de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (FARER), expresó: "En la primera línea donde se reciben los agroquímicos, está el productor, su familia, colaboradores, no solo viviendo en su medio, sino también alimentándose de todo lo que produce ese medio. No nos comemos la soja, pero sí tenemos huertas, animales domésticos, frutales y alrededor de todo eso se hacen aplicaciones. Yo estoy en la primera línea, y si yo no estuviera seguro, estaría levantando la bandera contra la aplicación, primero de todos".

Para el dirigente agropecuario, "Hay conceptos errados y malas intenciones políticas o económicas que, como no estoy del otro lado, no puedo saber qué intenciones tienen. Sí sé que mucha gente que sigue estos conceptos, tiene conceptos erróneos". Reconoció que "existen las malas prácticas, es cierto".

"El doctor Benedetto dice que no tiene capacidad para definir. Hasta tanto el gobierno diga cuál es la distancia adecuada que no va a afectar la salud, él puso esa distancia. Por eso el gobernador hizo el decreto reglamentario donde dice `esta es la distancia`, estos son los estudios que avalan que a esta distancia no hay riesgo. Son cien metros en la fumigación terrestre y 500 metros en la fumigación aérea", resaltó.
En el mismo sentido, aseveró que "se decidió en base a los estudios que se hicieron en el Inta, de la facultad, de la Secretaria de la Producción provincial y nacional que se han hecho en 24 estaciones. La última se hizo en Victoria. Se estudió la deriva y se llevó desde deriva 0 hasta los 50 metros
".
"Hoy hay una tecnología de avanzada, que produce gotas huecas, llenas de aire, que estallan en el cultivo o en la maleza"
Rolando Fontana es productor y aplicador terrestre de María Grande. Los aplicadores "nos dan un carnet, una habilitación, para conducir una pulverizadora. Cuando llegas al campo, un ingeniero que es el entendido en la materia, extiende una receta de aplicación donde detalla qué y cómo lo tengo que hacer. Podrá haber malas prácticas y deben ser sancionadas, pero hay quienes estamos tratando de cuidar que las cosas se hagan bien", detalló.

"Hay determinados parámetros por los cuáles tenemos que dejar de aplicar, uno es cuando el viento supera determinada velocidad, para eso la tecnología ha avanzado mucho. En los años `80 se aplicaba con pastillas plásticas, de bronce, ahora están insertos en cerámica, con una tecnología de avanzada, que produce gotas huecas, llenas de aire, que solamente estallan en el cultivo o en la maleza. Estamos reduciendo notablemente lo que es deriva. Esto es lo que hace un aplicador en regla", apuntó.

En el caso particular de su familia trabajan "con una pulverizadora con esta habilitación, que se gestiona en la provincia una vez al año y con un ingeniero agrónomo que indica bajo que normas se aplica".
"Acá se han perdido un montón de prácticas productivas, se ha perdido monte"
El Licenciado en Biodiversidad, Ignacio Rojido, aportó: "Actualmente la agroecología no es un slogan, es una cuestión que se aplica en muchísimos ámbitos en el mundo. A la agricultura no hay que sacarla del marco de otras producciones a nivel mundial, de otros modos de conservación de los recursos, concentración en manos de empresas. No solo se tiene que hablar de la salud sino también de los alimentos. Tenemos que pensar las producciones agropecuarias para alimentarnos".

Resaltó sobre "los altos costos que tiene los insumos agropecuarios para lograr que la producción tenga estos rindes".

"Este modelo productivo concentrado está haciendo que se expulse más gente, pero también por los costos. Hay que sumar fertilizantes, semillas, agroquímicos. Es muy fácil ver las ganancias de estas empresas y porqué aplican esta receta única, en Argentina, en Brasil, en Bolivia. Acá se ha perdido un montón de prácticas productivas, se ha perdido monte", resaltó.

Asimismo dijo: "Lo que ha traccionado este boom de la soja es China, cuya clase media pasó de comer cuatro kilos de proteínas por año de carne, a ocho, eso ha traccionado a gran escala. Esos granos se transforman en harina y son para alimentar los animales que consumen".
"No nos estamos alimentando, lo que se está produciendo es comida, que es diferente a alimento"
Guillermo Taramaso, de la Asamblea Ciudadana Vecinalista de Paraná, aportó: "El hombre lleva diez mil años desarrollándose, y recién en los últimos 30 años está aplicando este modelo. Todos estamos de acuerdo y tenemos que volver a la agroecología que fue la que hizo evolucionar a la humanidad. Sabemos que los venenos son venenos. Lo de las buenas prácticas es relativo, porque evidentemente la mitad delos niños que están en el Garrahan son entrerrianos con cáncer y eso no es casualidad".

"Tenemos que buscar la forma de dejar este modelo que nos han impuesto por un tema económico más que nada, y buscar entre todos, la solución. No nos estamos alimentando, lo que se está produciendo es comida, que es diferente a alimento", resaltó.
La opinión de los panelistas
El conductor del programa, Lalo Foncea, aseveró: "Este es un tema de mucha polémica, porque por un lado hablamos de producir a gran escala, y cuando se habla en este sentido, a veces no se conoce otra forma de poder hacerlo sin agroquímicos. Por otro lado, hay muchas cuestiones de salud que deben ser atendidas".

La periodista Luz Alcain destacó: "Se planteó como un único camino. Siembra directa se implementó desde hace 30 años, se incorporó a la realidad económica y social de la Argentina este método. La pegunta es si podemos hacerlo de otro modo, porque el estado promovió ese modo de producción y ahora debería promover alguna alternativa si hay que cambiarlo".

La periodista Ana Tepsich interrogó: "¿Cuánto disminuiría el rinde de una siembra si se prohíbe el glifosato?".

El periodista Sebastián Martínez, explicó que "es importante poder debatir con información. Muchas veces se tocan estos temas y en la sociedad hay falta de información. Además hay una falla de control del gobierno. La tecnología avanzó un montón en este sentido y las pulverizaciones son monitoreadas. En Entre Ríos hay un descontrol, el estado no puede controlar, no tiene los recursos".

El panelista Mariano Kohan, señaló que "hay mucha campaña publicitaria fomentando el tema de que los agroquímicos son el único camino. Hay que desconfiar de eso. Hay otras miradas, hay otras posibilidades".
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