El abierto francés, que debía jugarse este año entre el 24 de mayo y el 7 de junio, con el español Rafael Nadal como máxima atracción, fue pospuesto para la última semana de septiembre y la primera de octubre, evitando su cancelación.
"Creo que hemos logrado salvar el mayor torneo del planeta sobre polvo de ladrillo y nos encaminamos a jugarlo con una cantidad de espectadores reducida, pero con público", sostuvo el presidente.