Apenas dos ediciones bastaron para que el seleccionado nacional sumara su primera estrella. Fue en el histórico Mundial de Japón 1979, donde, bajo el mando de César Luis Menotti, Diego Armando Maradona deslumbró al mundo entero y fue nombrado mejor jugador del certamen. Su ladero en aquella oportunidad fue nada menos que Ramón Ángel Díaz, goleador del torneo con ocho tantos.
Sin embargo, después de eso hubo que esperar 16 años. En Qatar 1995, y bajo la conducción del entrerriano José Néstor Pekerman, Argentina volvió a subirse a lo más alto. Repetiría dos años después, en Malasia 1997, con una sociedad inolvidable formada por Juan Román Riquelme y Pablo César Aimar, acompañados de nombres del calibre de Walter Samuel o Esteban Cambiasso, y nuevamente con el entrenador oriundo de Villa Domínguez como conductor del equipo.
Tras ese bicampeonato y la desilusión de Nigeria 1999, volvió a ser campeón mundial juvenil en Argentina 2001, en cancha de Vélez, en el último torneo con el dominguense Pekerman como DT. En esa ocasión, Javier Saviola batió todos los récords (hizo 11 goles), apareció el brillo de Andrés D'Alessandro, el fútbol de Leandro Romagnoli, la versatilidad de Maxi Rodríguez y la solidez de Fabricio Coloccini y Nicolás Burdisso.
Después de eso, le llegó su momento a Lionel Messi. En Holanda 2005, con 18 años cumplidos durante la competencia y arrancando el Mundial como suplente, la Pulga condujo a Argentina a su quinto título. Líder, goleador y figura de la Selección conducida por Francisco Ferraro, el astro rosarino consiguió su primer título con la celeste y blanca en los Países Bajos, acompañado de muchos jugadores que marcarían su historia en la Selección: Lucas Biglia, Pablo Zabaleta, Fernando Gago y un aún más joven Sergio Agüero.
La última alegría llegó en Canadá 2007. Hugo Tocalli fue el DT del equipo que tuvo como figura al Kun, que esta vez sí sería pieza fundamental del título, y que tuvo nombres que se terminarían consolidando años después en la mayor, como Ángel di María, Sergio Romero, Gabriel Mercado y Éver Banega.
Esa fue la última alegría a nivel mundial de la categoría Sub-20. Desde entonces, Argentina entró en una sequía que sueña con cortar en Polonia, con Fernando Batista como entrenador y una generación sin nombres rutilantes pero con talento y ganas de volver a enderezar el rumbo.
